Miguel Albajara (Antonio Ferrandis) es un famoso escritor gijonés, antiguo jugador del Sporting, que vive en San Francisco (EEUU) en un largo exilio que dura ya cuarenta años. Acaba de recibir el Premio Nobel de Literatura, y antes de regresar a la Universidad de Berkeley donde imparte clases de Literatura Clásica, hace una escala en su Gijón natal. Allí empieza a evocar su juventud y, sobre todo, vuelve a encontrarse son su primer amor Elena (Encarna Paso). Ambos recorren Gijón y gran parte de Asturias para recordar el gran amor que vivieron cuando eran jóvenes. Tras unos días juntos se dan cuenta que siguen enamorados como si no hubiera pasado el tiempo. Después de un par de días, Albajara acaba volviendo a Estados Unidos para seguir con sus clases en la universidad.
La película tiene alrededor de si una de esas curiosas historias que tanto dan de si a quienes gustan de los entresijos del cine. Garci, una persona relativamente humilde para lo que se lleva en este mundo de la farándula, siempre ha sido sincero cuando se refiere al hecho de que este film fuera el primero entre los españoles que se llevó el Oscar de Hollywood, algo de lo que podría presumir, sin duda. Pero admite que tuvo suerte y que fue fruto de la casualidad. Él lo explica así, más o menos: “La cosa estaba entre La Colmena, que yo creo que era la mejor, y Demonios en el Jardín. Los partidarios de La Colmena, para no votar a Demonios en el Jardín, votaron Volver a Empezar y al revés. De rebote, salimos nosotros”.
Hay muchas más anécdotas y chascarrillos sobre el film, pero tampoco voy a enrollarme más de la cuenta, pues muchos de ellos son de sobra conocidos.
Aparentemente estamos ante la historia del reencuentro de dos antiguos amantes, una pareja de novios a quienes las vicisitudes de la vida, en este caso la Guerra Civil, separó para siempre. Una historia en el más puro estilo de Garci, tierna, amable, sensible y con algo de melodramático, con todos esos aditamentos que rodean el cine del madrileño. Detrás de ello, como una especie de trasfondo, pero nunca en segundo plano, sino muy presente, la reflexión sobre la pasión amorosa en la madurez (en la vejez, diría yo); la mezcla de alegría y dolor en el reencuentro y posterior despedida (que se sabe íntimamente será definitiva) de quienes hace una vida que no se ven pero cuyas vidas han marcado la del otro; los momentos perdidos que hay urgencia en recuperar; el homenaje a quienes vivieron en sus carnes la penosa diáspora provocada por la guerra y, sobre todo, el paisaje asturiano, el de la niñez y juventud del protagonista, el que marcó, según dice él, la mejor época de su vida. Un paisaje que Garci sabe retratar, nos lleva de la mano por lugares emblemáticos, sobre todo de Gijón (aunque también por otros muy señeros) y lo hace como quien los conoce de sobra, sin resultar pretencioso, sino como un enamorado de la tierra de sus padres.
El film tuvo una escasa acogida por parte del público y críticas frías, hasta que llegó el Oscar y la película fue estrenada de nuevo, tal cual, porque unos la descubrieron entonces y otros la vieron con distintos ojos.
He de confesar que algo así me sucede a mí cada vez que la vuelvo a ver, que la recuerdo como una película algo ñoña y, después, la sensación va cambiando para darme cuenta de que es una historia sencilla, pero no simple y adornada por muchos detalles que me hacen estimarla cada vez más y contemplarla con mayor cariño. Y, por si fuera poco, ahí queda, la escena entre los dos amigos, Albajara y Roxu (José Bódalo), en la que este mito de la escena, nos ofrece una de las lecciones interpretativas más colosales del cine español, sin necesidad casi de despegar los labios.
Un film sencillo pero sensible y honesto.
ResponderEliminarSi no voy equivocado, el pueblo de la primera de las fotos es Cudillero. Y sería en el mismo bar que aparece en la esquina que me tomé un par de gintónics con amigos en un verano de hace un porrón de años.
Saludos.
En una de esas terrazas he estado cenando no hace tanto. Eso sí, antes de la pandemia.
EliminarHola.
ResponderEliminarHablas de una de mis películas preferidas. Me la sé de memoria, podría doblarla. La vi gracias a la recomendación de mi abuelo, que la vio en el primer estreno.
Hace un año hice un post, no tan completo como el tuyo, que me encanta, yo me fui a lo ñoño y sentimental, jejejeje, no podía dejar el blog sin su presencia.
Es una película perfecta, me hace viajar en el tiempo, a la ciudad que me vio crecer.
Muy feliz día y mil gracias por la reseña.
Supongo que tú precisamente, la habrás disfrutado de manera especial.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarReconozco que en su momento me pareció aburrida (por aquel 82 yo apenas tenia 14 años...), cuando volví a ella mucho tiempo después me pareció estupenda. Creo que es de esas pelis que se aprecia a partir de cierta edad.
Saludos!
También creo que algo de eso hay.
EliminarCiertamente contiene elementos discutibles, como todo el cine de Garci. Por ejemplo, la célebre escena de la llamada telefónica del Rey (que, todo hay que decirlo, da un poco de vergüenza ajena, la verdad). Por lo demás, es una película entrañable, con unos actores en estado de gracia y una magnífica lección, entre otras cosas, de lo que supone el amor en la madurez.
ResponderEliminarTiene alguna más de esas, por ello precisamente, a mi juicio, baja bastante sobre lo que pudo haber sido.
Eliminar