RAZA

 

El marino Pedro Churruca (Julio Rey de las Heras) muere en Cuba durante la Guerra hispano-estadounidense (1898). Su viuda, Isabel Acuña (Rosina Mendía), educa a sus hijos, que siguen caminos diferentes: Isabel (Blanca de Silos) se casa con un militar, Jaime (Luis Arroyo) entra en un convento, Pedro (José Nieto) sigue la carrera política, y José (Alfredo Mayo), la militar. Pero la Guerra Civil (1936-1939) provocará la desintegración de la familia.

Película señera del fascimo y la dictadura franquista, con guión de José Luis Sáenz de Heredia (también realizador del film) y Antonio Román, sobre la base de un relato del propio Francisco Franco, bajo el seudónimo de Jaime de Andrade. Una novela que sigue los cánones del folletín exaltando los valores que predicaba el régimen: El patriotismo, los valores castrenses del honor, el valor y el deber, así como los dogmas de la religión católica que interesan a su mensaje.

Representación de un fundamentalismo que hoy suena a trasnochado, relato tendencioso no porque solo le falte representar a los rojos con cuernos y rabo, que alguno hubo que hizo verdaderas barbaridades y eso va en opiniones, sino porque, de nuevo, divide a los dos bandos en buenos y malos y, a estas alturas, todos sabemos que ninguno de ellos estaba legitimado para tirar la primera piedra. 

En el plano puramente técnico, Sáenz de Heredia, si algo tenía, era oficio y sabía manejarse bien con la cámara, que mueve con cierta soltura, incluso con algunos planos de quien sabe lo que está haciendo y cómo hacerlo, que encierran su mérito: Cuando la cámara entra a través de la reja de la ventana en la celda del condenado a muerte, o las huellas que van dejando en la arena de la playa los monjes que van a ser fusilados, en un desfile macabro del que solo se ven los pies de los sentenciados. 

Al final, películas de este tipo, vistas con los ojos de hoy, se convierten casi en una sátira de los propios valores que defienden.