Pablo (Juan José Ballesta) es un chaval de 12 años, apodado El Bola por su manía de darle vueltas a una canica entre sus dedos (él aclara que es la bola de un rodamiento), que vive con su familia en un edificio de un barrio periférico de Madrid.
Su padre, un hombre autoritario y violento posee una ferretería en el barrio en la que Pablo se ve obligado a trabajar incluso en horario escolar. Su madre, una mujer de carácter débil, se dedica principalmente a las labores del hogar y se muestra incapaz de plantar cara a la situación familiar. Con ellos vive la abuela paterna, que necesita ayuda hasta para las cosas más elementales. Todos ellos conforman un entorno familiar violento y sórdido que Pablo odia y trata de ocultar avergonzado.
Al barrio llegan unos nuevos vecinos, un matrimonio con dos hijos. Uno de ellos es Alfredo (Pablo Galán), que asiste al mismo colegio público que Pablo. Pronto se hacen grandes amigos y Pablo irá descubriendo el ambiente en que se desarrolla la vida de su nuevo amigo: El taller de tatuaje de su padre, la casa y las amistades de la familia. Este nuevo ambiente deja una huella profunda en la visión del mundo que tiene Pablo que ya no contemplará su vida como algo natural y normal en los chicos de su edad.
Debut como realizador de Achero Mañas, autor también del guión y que antes había trabajado como actor a las órdenes de directores como Saura, Ridley Scott o Gutiérrez Aragón y en algunas series televisivas. Mientras tanto, rodaba cortos, algunos de los cuales obtuvieron prestigiosos premios (Premio Luis Buñuel; Goya al Mejor cortometraje o el del Festival de Málaga).
El film se rodó en Carabanchel, donde vivió el realizador su infancia y adolescencia y conjuga de manera equilibrada la participación de actores veteranos con otros debutantes, como el caso del propio protagonista, Juanjo Ballesta, cuyo trabajo fue alabado casi de forma unánime y que le valió el Goya como mejor actor revelación.
Recuerdo aún la tremenda sorpresa, agradable sorpresa, por mejor decir, que supuso el estreno de esta película en aquel lejano y emblemático año 2000, una de esas ocasiones en las que sientes que el cine español hace algo digno, con una buena historia y de cierta calidad a pesar de la apretura de medios.
Con un elenco de actores poco o nada conocidos por entonces, que logran un magnífico trabajo, la película es dura y muy emotiva, uno la siente cercana y real por la ausencia de artificios y recursos rebuscados.
Un magnífico film que invita a la reflexión sobre una realidad, la de los malos tratos en el hogar, que se ceba con los débiles y que podemos tener más cerca de lo que pueda parecer como se encarga de subrayar el film a través de un padre que parece un sencillo comerciante y que lleva dentro de sí una personalidad cobarde y destructiva, un peligro para quienes conviven con él.
Historia triste, al tiempo que ofrece un mensaje de esperanza a través de la conmovedora amistad de los dos jóvenes y de la responsabilidad que demuestra la familia de uno de ellos.
Gran película repleta de hallazgos. Comenzando por su joven protagonista: un Juan José Ballesta que siempre quedará ligado al personaje de 'El Bola'.
ResponderEliminarAsí lo creo también, Juanjo Ballesta será siempre "El Bola"
EliminarHola.
ResponderEliminarQué lejano me parece ahora el 2000.
En su momento la película me sorprendió, y aunque lo pasé mal(es dura, como dices) me parece una obra necesaria.
Muy feliz día.
Cómo pasan los años, ¿verdad?
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