Décimo y último episodio de la segunda serie y vigésimo del conjunto total de la obra. Galdós pretendía dar por terminados con este libro los Episodios Nacionales, sin embargo, retomaría el proyecto diecinueve años más tarde para alumbrar tres series más, la última inacabada.
La acción se sitúa en tiempos de la muerte de Fernando VII, el rey más deseado por el pueblo en su juventud y el menos llorado cuando acaeció su fallecimiento. España sigue enredada en las disputas entre absolutistas y liberales, estos con las esperanzas puestas en el ascenso al trono de la reina María Cristina, una niña aún y los reaccionarios defendiendo la legitimidad del infante D. Carlos, hermano de Fernando VII a quien quieren colocar en el trono. En el norte se levantan las partidas carlistas que acabarán siendo dirigidas por Zumalacárregui que logra unirlas, enfrentándose al ejército regular en lo que será el inicio de la guerras carlistas que asolarán el territorio español durante largos periodos. Salvador Monsalud sigue pulsando la situación de los círculos liberales, aunque cada vez más desengañado y convencido de que no hay solución para que el progreso de la patria se produzca de manera inmediata, se centra en la relación con Garrote, que se halla en Madrid, hospedado en casa de las Porreño y bastante enfermo.
A él visita y le revela su parentesco, con pruebas irrefutables que llevan a Navarro a aceptar que son hermanos de padre, pero no a perdonar a Salvador al que sigue profesando un profundo odio y más cuando, detenido Navarro y a punto de ser fusilado en Pamplona, Monsalud se hace cargo de él, trabaja para conseguir su perdón y cuando, tachado Garrote de loco, es exonerado del fusilamiento, se hace cargo de él y le cuidad con desvelo, algo que a Navarro le duele en el alma, pues no quiere tener deudas sentimentales con su hermano.
Por mediación de D. Benigno Cordero, se concierta el matrimonio entre Sola y Salvador, aunque las idas y venidas de este y su larga desaparición de Madrid de la que el lector conoce los motivos, pero no Sola, ni tampoco Cordero, ponen en peligro su unión.
Es éste un episodio con múltiples sucesos, los más de ellos novelescos y algunos históricos. Uno de estos es el que ocupa el final de la novela, la matanza de clérigos en los conventos, al ser acusados del envenenamiento de las aguas con una tierra que el malvado Tablas dice que son polvos venenosos y que el Padre Gracián se hacía traer de Manresa, porque era tierra que había pisado San Ignacio de Loyola, para repartirla entre sus feligreses y amigos.
El hecho histórico que novela Galdós, fue la revuelta del 17 de julio de 1834 en la capital de España, en la que perdieron la vida 73 frailes y 11 resultaron heridos a causa del rumor extendido por la ciudad de que los clérigos habían envenenado el agua de las fuentes públicas, lo que había ocasionado la epidemia de cólera que padecía la población madrileña. Fueron poco más de doce horas en las que la violencia y la venganza se apoderaron de una parte de la población que se volvió loca de sangre y muerte.
Loa que llevan la voz cantante en el Gobierno de coalición son tan absolutistas como Fernando VII. Esperemos que no cometan los atropellos que ese Rey, porque no tenemos a ningún Galdós para que nos los cuenten. Xe trata en realidad de una novela, pero que refleja fielmente lo que aconteció en España en aquella ocasión.
ResponderEliminarEl que quiera conocer la historia de España de la época, no tiene más que leer a Galdós y seguramente tendrá una visión más certera que la que ofrecen algunos manuales al uso.
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