Al parecer, en cierto modo obsesionado por un libro que leyó en su infancia, "El triángulo de las Bermudas", de Charles Berlitz, el periodista José Antonio Ponseti, se aventuró a investigar lo que había alrededor de la misteriosa desaparición del Vuelo 19, un escuadrón de cinco caza-torpederos de EE.UU. que desapareció el 5 de diciembre de 1945 en el mar Caribe, apenas tres meses después de terminada la II Guerra Mundial, cuando realizaban un rutinario ejercicio de bombardeo simulado.
Cuando se fue a vivir a Miami, Ponseti se encontró con un asunto que estaba presente, no solo en la memoria, sino en el presente de mucha gente que aún a día de hoy, al menos cada 5 de diciembre, sigue honrando la memoria de los desaparecidos en dicho vuelo, en la base de Fort Lauderdale (Florida).
El libro está estructurado mezclando realidad y ficción. Buena parte de lo que se relata consta en archivos y documentos que pueden consultarse, algunos de ellos en la prensa de la época, pero quien pretenda encontrar en el libro una solución definitiva a lo que ocurrió en aquella fatídica fecha y las inmediatamente posteriores, puede ahorrarse el trabajo, pues solamente se ofrecen conjeturas y el misterio de lo que de verdad aconteció, sigue sin resolverse.
Mucho trabajo de investigación, eso es cierto, pero nada nuevo en consecuencia. El lector acompaña a las tripulaciones de los cinco aviones, se nos dice lo que el autor considera que pudo ocurrir durante el vuelo y nos vemos inmersos en un ir y venir por las distintas bases que participaron en el operativo de rescate (Fort Lauderdale, Banana River, Dinner Key, Boca Ratón, Miami, Daytona Beach, Jacksonville, Sarasota e incluso las de la RAF en las Bahamas). Trescientos aviones, más de treinta barcos entre portaaviones, destructores, lanchas torpederas y lanchas rápidas y un sinnúmero de mercantes y pesqueros particulares miembros de la Mosquito Navy y de la Corsal Navy que habían servido de apoyo a la marina norteamericana en labores de vigilancia costera durante la guerra; además de barcos y aviones comerciales que transitaban por la zona y estaban alertados para reportar posibles avistamientos. Todos ellos participaron en la mayor operación de rescate desplegada jamás que, sin embargo, se cerró sin resultados.
La parte novelada incluye la peripecia, también imaginada por el autor, de un posible superviviente del desastre, el sargento de marines George Paonessa, operador de radio en el vuelo 19 a bordo del FT 36.
Seguramente para la gente interesada por este tipo de misterios, la novela puede resultar llamativa, a pesar de que, al menos en este caso, a falta de pruebas concretas, si que puede existir una explicación a todo aquel desastre y es la concatenación de una serie de circunstancias, a cual peor, que confluyeron en un determinado momento: La pésima climatología; fallos en los sistemas de comunicaciones; decisiones, como poco, discutibles, incluso inexplicables, tomadas tanto en el vuelo como desde tierra y falta de coordinación entre los equipos de rescate.
Tal vez el libro resulte un tanto largo para lo que cuenta y la parte novelada tiene algunas cosas un tanto inconsistentes, pero se lee relativamente bien.
Se acabó el misterio, la realidad es mucho más prosáica, hace tiempo que lo tengo después de ver la entrevista en Cuarto Milenio y comparto tu opinión
ResponderEliminarSaludos y Feliz 2020, qué pocos vamos quedando...
Gracias Maribel.
EliminarMuy poquitos vamos quedando y yo te sigo leyendo, siempre es un gusto.
Feliz 2020 para ti también.
aunque no se resuelva nada parece interesante de leer, bueno, a mi me gustan este tipo de cosas... saludos...
ResponderEliminarYa digo que el trabajo de investigación es bueno para tan pocos resultados, pero si te gustan este tipo de publicaciones, te resultará entretenido.
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