Alrededor de 1930, en Corea bajo el dominio japonés, Lady Hideko (Min-hee Kim), una hermosa y frágil heredera japonesa, vive con su tío, el sádico y despótico Kouzuki (Jin-woong Cho), un intelectual y ávido coleccionista de literatura erótica rara, que la crió desde la tierna edad de cinco años, planeando casarse con ella por sus riquezas. Como resultado, confinada en una mansión triste y privada del sol, Lady Hideko es un pájaro triste en una jaula dorada y un objetivo aparentemente fácil para el conde Fujiwara (Jung-woo Ha), un falsificador y un estafador disfrazado, que contrata a Sook-hee (Tae-ri Kim), una joven y hábil carterista, y se las arregla para que la empleen como la nueva doncella de Lady Hideko.
Con la intención de poseer la herencia del difunto padre de la joven, el Conde necesita a Sook-hee para que lo ayude a persuadir a la noble mujer, que no sabe nada de este asunto, para que se case con él, y cuando la elaborada estafa finalmente tenga éxito, sin piedad y sin una pizca de remordimiento, la enviará para siempre al manicomio.
Sin embargo, poco saben, que el suyo es un esquema condenado al fracaso y no puede competir con la belleza incomparable de Lady Hideko con su largo cabello negro y sus deliciosos labios escarlata sobre una piel pálida y aterciopelada, que acabarán cautivando a la joven doncella y que llevarán a ambas a descubrir emociones inesperadas.
Basado en la novela "Fingersmith" de Sarah Waters (publicada en 2002), aunque la autora, a quien el director, Park Chan-wook, envió el guión antes de comenzar el rodaje, manifestó que debería decirse que estaba "inspirada" y no "basada" en el libro, como así figura finalmente en los créditos.
En España, la novela se publicó, por Anagrama, con el título de "Falsa identidad"
La novela se desarrolla en Londres durante el siglo XIX, en plena época victoriana, pero la película está ambientada en Corea en la década de 1930, bajo el dominio colonial japonés.
Bellísimo film de espléndida fotografía y plagado de planos de gran hermosura visual, en el que Park Chan-wook hace una mezcla de géneros, que van desde la historia erótico-amorosa de las dos jóvenes, hasta el thriller magníficamente construído y cuyo inesperado desenlace mantiene el interés hasta el mismo final de la película.
Estructurado en tres partes, en la primera se nos ofrece el punto de vista de la doncella, en la segunda el de la dama y en la tercera se casan las piezas de los dos enfoques de la historia y caminamos hacia un final que ha sido perfectamente cimentado en los tramos anteriores de la película.
Contiene algunas secuencias de sexo explícito rodadas con elegancia, dejando de lado, en lo posible, el morbo y que resultan de gran belleza plástica; y un singular momento en que se producen escenas de contenido gore, al estilo que nos tiene acostumbrados, por ejemplo, Tarantino, salvando las distancias, que están rodadas de manera inteligente para, sin ocultar su crudeza, dejar de lado la posible repugnancia que puedan provocar este tipo de secuencias.
Quizá el único pero que se le podría poner es su duración respecto a la historia que cuenta, pero esto entra dentro de esa manera de hacer cine de los orientales, pausada y contemplativa y, además, aunque hay un momento del film en que parece que la narración se estanca, por contra asistimos a imágenes de gran belleza, como todas las de la película, por otra parte.
Con muchos elementos fetichistas que no se reducen a las ropas, los adornos o los utensilios, sino que llegan a los gestos, situaciones e incluso al lenguaje, aparte de su atractiva estética, la película es una lección de mezcla de géneros y de maestría en el rodaje y su planificación, todo ello acompañado de buenas interpretaciones y de una ambientación que nos sumerge de lleno en la historia.
Muy bonita y con una historia atractiva, entretenida y muy bien construída.
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