Alice Brunelle (Veerle Baetens) y Céline Geniot (Anne Coesens) son vecinas y muy buenas amigas que mantienen una relación especial. Viven con sus familias en los suburbios bruselenses de los 60, en dos idénticas casas adosadas de clase media, una vida aburguesada y, en cierto modo, idílica.
Han transmitido su vínculo a sus hijos de ocho años, Théo (Jules Lefebvres) y Maxime (Luan Adam), que han crecido juntos, hasta el punto de parecer verdaderos hermanos. Sus maridos también comparten una complicidad similar, y las dos familias prácticamente viven como si fueran una sola. Pero un día, llega la tragedia cuando Maxime muere en un accidente que Alice presencia pero no puede evitar. Un efecto dominó hace caer las fichas no solo de la familia afectada, sino de la de sus vecinos. Se pasa del sosiego que da una vida acomodada a una situación de desconfianza, de frialdad, de distanciamiento en la que no se sabe quién tiene la razón, en la que se evidencia la desgracia, pero despista su procedencia. Céline acusa a Alice de no ser capaz de salvar a su hijo, y su actitud cambia por completo. Su relación, antes tan perfecta, comienza a desmoronarse, y Alice tiene miedo de que su amiga trate de vengarse y puede ser capaz de llevar a cabo cualquier cosa que acabe demostrando que en la amistad no todo se perdona.
Olivier Masset-Depasse, realizador y coguionista, junto a Giordano Gederlini, adaptan la novela “Derrière la Haine”, de la belga Bárbara Abel.
Es curioso cómo a veces se le buscan tres pies al gato a la hora de hablar de un film. He leído por ahí que la ambientación de la película en los años 60, es un capricho del realizador. Como si el director de un film no tuviera otra cosa en qué pensar que en satisfacer sus caprichos.
Yo pienso que es un ejercicio de estilo y una especie de homenaje, no sé si buscado o no, al maestro Hitchcock recreando la época de algunas de sus películas clásicas, a las que, salvando las distancias, recuerda la propia trama y la manera de plantear la intriga.
Lo que arranca como un drama, se convierte pronto en un thriller psicológico plagado de despistes que hacen que el espectador se vaya implicando en la historia aunque, es cierto, siempre desde cierta lejanía contemplativa.
Con buenas actuaciones de las dos protagonistas, en las que recae gran parte del peso del film, ya que ocupan prácticamente todos los planos, es también una indagación por un determinado universo femenino, con las cosas vistas desde el punto de vista de las mujeres, o de algunas mujeres, menos impulsivas, pero mucho más pasionales y constantes que los hombre, incluso para lo malvado y perverso.
Un final que se puede intuír, pero que yo pienso tiene su originalidad, aunque es cierto que llegados a ese tramo final, el desasosiego que te hace sentir en algunos momentos, ya ha desaparecido y no deja mayores sensaciones en el espectador.
Bien realizada y con una aceptable ambientación, aunque centrada prácticamente en los domicilios de las dos familias, la película se ve con agrado, pero no es de las dejan momentos para el recuerdo.
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