Entre las rocas y los bosques de roble de la isla de Cerdeña, los pastores cuidan de sus rebaños de ovejas como lo hicieron sus antepasados desde la prehistoria. También lo hacen Michele y su hermano menor, Peppeddu, que poseen algunas ovejas y se ganan la vida dura, pero honestamente, vendiendo el queso que ellos mismos fabrican. Un día llegan tres bandidos huyendo, llevan ametralladoras y cerdos robados y se detienen a descansar en el aprisco de Michele. Cuando la policía llega un día después, preguntan al pastor si ha visto a alguien, este lo niega por miedo, los bandidos están por allí cerca vigilando, pero los policías encuentran restos de cerdo despedazado para cocinarlo y además descubren a los demás cerdos escondidos entre las rocas, en una hendidura cercana y quieren llevarse a Michele detenido, cuando de pronto se escuchan disparos y el pastor corre en dirección contraria, en busca de su hermano y el rebaño. Acorralado por la policía, mientras teme ser juzgado y dejar a sus ovejas mal protegidas por su hermano menor, Michele decide llevar a Peppeddu y su rebaño a un lugar aún más alto y escondido de las montañas, mientras él regresa a Orgosolo, allí se entera, a través de un amigo, de que uno de los policías murió en el tiroteo y que los carabinieri le están buscando. A pesar de los consejos de su amigo, decide no malvender las ovejas y huír con ellas ayudado por Peppeddu. Las circunstancias le obligan a actuar como un prófugo, pues sabe que de ser capturado, el proceso tardará años y es muy posible que resulte condenado, por lo que tiene miedo a que su madre y su hermano queden desamparados. Sin embargo, a las dificultades de huir con un rebaño, se une el territorio por el que transita, empinado y con escasez de agua y pastos, con lo que es muy probable que nunca consiga su objetivo.
Rodada en la zona de Barbagia, la región montañosa en el corazón de Cerdeña, está interpretada por actores aficionados y pastores sardos.
El realizador, Vittorio De Seta, sabe aprovechar las cualidades de los actores locales, como hemos dicho, pastores de Cerdeña, con lo que gana en naturalidad y aumenta el valor documental que tiene la película que retrata un modo de vida y una sociedad aún presente residualmente cuando se rodó la película, pero en plena vigencia pocos años antes.
Se maneja de maravilla con la luz natural, incluso en las escenas nocturnas, iluminadas únicamente por la luz de la luna y nos ofrece planos brillantes de las áridas pero evocadoras montañas, de los pastores con sus siluetas recortadas contra el horizonte, de las piernas y rostros de los hermanos subiendo por veredas agrestes que nos transmiten la sensación de cansancio y desesperación en su amarga huída.
Es la historia de una situación injusta que se cierne sobre los protagonistas inexorablemente. La historia de una huída desesperada que tiene pocos visos de llegar a buen término, conduciendo un rebaño que se mueve en situaciones extremas, por pendientes rocosas, sin agua y sin apenas nada que llevarse a la boca, pero con la necesidad imperiosa de seguir avanzando si quieren escapar de sus implacables perseguidores. Una situación que se nos hace agobiante por lo injusta y por lo duro de cada jornada que vivimos junto a los dos hermanos.
La película, que consiguió muchos premios y, en general, buenas críticas, no se libró, sin embargo, de que algunos consideraran que, en el fondo, suponía una justificación de la delincuencia, pues nos hace ver que es el sistema el que empuja al bandidaje al que finalmente se entrega Michele.
El film se construye sobre la contraposición entre la vida rural de estas gentes, que tienen sus propias leyes basadas en costumbres ancestrales y el mundo moderno, representado por las llamadas fuerzas del orden. Uno y otro chocan de manera que parece inevitable y de la confrontación, como suele ocurrir, el débil se lleva la peor parte.
Una historia tremenda para una hermosa película que merece la pena ver.
La película tiene mucho mérito. El crudo realismo de actores no profesionales recuerda mucho a las cintas de Ermanno Olmi. Un filme para descubrir, muy recomendable.
ResponderEliminarEs cierto, me recordaba, salvando la diferencia temática, "El árbol de los zuecos", que acabo de ver hace poco.
EliminarGran película que, en los últimos años, se ha revalorizado (e incluso restaurado) gracias a los auspicios de un cinéfilo como Martin Scorsese.
ResponderEliminarEn efecto. En cuanto a la restauración, Scorsese y esa especie de fundación que auspicia, ha restaurado unos cuantos films, en una labor impagable.
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