miércoles, 20 de noviembre de 2019

UN PROFETA

Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en la prisión de Brécourt para cumplir una pena de seis años por haber agredido a unos agentes de policía con un arma blanca. Aunque ha pasado la mayor parte de su vida en centros de detención juvenil, este es su primer periodo en una prisión para adultos.
Al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo y desprotegido en un ambiente de corrupción y violencia en medio del enfrentamiento entre corsos y árabes, aunque él no tiene ni amigos, ni enemigos dentro y solo aspira a pasar su tiempo en paz, aún cuando no tiene perspectiva alguna de vida cuando salga, ya que es analfabeto y carece de apoyos fuera del presidio, pues no tiene familia. Sin embargo, un asunto de ajuste de cuentas, hace que la mafia corsa que, con sus conexiones entre los guardias, maneja todo lo que sucede en la prisión, se fije en él. El jefe de los corsos, un sádico llamado César Luciani (Niels Arestrup), le recluta y el inocente Malik, no ve otra salida que aceptar cooperar y cumplir el encargo de Luciani de matar al árabe Reyeb (Hichem Yacoubi). Al hacerlo bajo la protección del poderoso mafioso, contará con el apoyo del clan corso, aunque estos solo ven a Malik como un árabe al que tratan como a un criado, mientras los musulmanes ahora desconfían de él.
Malik se hace amigo de Ryad (Adel Bencherif) que le enseña a leer y escribir y se convierte en su mejor amigo. Mientras tanto, César utiliza a Malik para ayudarlo fuera de la prisión en su sucio negocio con los casinos. Malik también aprende a traficar con drogas y escala posiciones en la jerarquía de la mafia de Luciani.


Historia de evolución y aprendizaje del protagonista, lo que no quiere decir que esto se produzca por el camino considerado correcto, eso no le interesa al realizador que se limita a exponer esta circunstancia dentro de un entorno nada propicio para que las cosas vayan por el buen camino.
Un joven al que la vida ha llevado por determinados derroteros, que ha de pasar de la adolescencia a la juventud en un ambiente duro y hostil, incluso cruel y despiadado y no tiene más remedio que aprender a marchas forzadas para salir adelante. Claro, la cosa es de quién aprende, pues de quienes tiene cerca: delincuentes, algunos muy peligrosos.
Malik se nos revela como un tipo inteligente no exento de recursos, que se las apaña para navegar por este mar proceloso del presidio, consiguiendo nadar y salvar la ropa, aunque en ocasiones, sea después de sufrir reveses física y moralmente dolorosos.


Buen guión y una soberbia dirección de actores que ayuda a las buenas interpretaciones que consiguen, pero sobre todo, lo que más ha llamado mi atención es que casi siempre parece real y, desde luego, creíble. Te sientes dentro de la cárcel y sientes el peligro y los agobios a que están sometidos quienes están allí dentro, por momentos resulta muy natural, como si no estuvieran actuando y estuvieras presenciado la vida real del recinto carcelario.
A ello se une que la película sabe mantener una buena dosis de intriga por conocer cómo se van a ir resolviendo los problemas que van jalonando la vida de Malik en la cárcel y fuera de ella.
En cierto sentido es también un estudio sociológico del estado de las prisiones francesas, retrata bastante bien el posible ambiente que se puede vivir en ellas, cada vez más pobladas de extranjeros o descendientes de ellos, un buen número de los cuales son musulmanes.
No hay valoraciones morales, simple retrato de los hechos y cada cual que saque sus propias consecuencias de un film que resulta muy interesante a mi modo de ver, entretenido, a pesar de sus dos horas y media de duración y de notable calidad en general.




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