Héctor (Karra Elejalde) es un hombre común de mediana edad que acaba de mudarse a una casa solitaria con su esposa Clara (Candela Fernández).
Llevan una vida tranquila. Recibe una llamada telefónica, pero la persona no dice nada. Héctor vuelve a llamar a esa persona, pero nadie responde.
Esa tarde, cuando está mirando a través de sus prismáticos, cree descubrir a una preciosa joven que parece estarse desnudando tras unos árboles e intenta encontrarla, para lo que se interna en solitario en la profundidad del bosque. Cuando la halla, aparece tendida apoyada en una roca, se acerca torpemente y, al principio, le parece muerta, aunque se da cuenta de que respira. De repente, un individuo armado con unas tijeras y la cara cubierta con una venda manchada de sangre, le ataca por la espalda, y le hiere en un brazo, a pesar de lo cual consigue huir y llegar a una casa aislada, tras recorrerla, descubre unas dependencias que parecen ser un laboratorio, con muchos diagramas y un sin número de ecuaciones escritas sobre pizarras.
Encuentra un walkie-talkie a través del cual habla con alguien que está en un edificio cercano y cuya voz, tras advertirle que el hombre que le persigue está cerca y sabe donde se esconde, le invita a seguir un camino balizado con luces que le conducirá hasta otro edificio. Allí, el joven con el que ha hablado, le invita a que se esconda en una máquina que contiene un líquido blanquecino para que el otro no le encuentre. En realidad es una máquina que le proporcionará la oportunidad de realizar un viaje extraordinario, un viaje en el que la posibilidad de encontrarse a sí mismo en el pasado, será la primera de una serie de catástrofes de consecuencias imprevisibles.
Debut en la pantalla grande del cántabro Nacho Vigalondo tras una amplia experiencia en el mundo del corto. De hecho, en 2004, había estado nominado en los Oscar por uno de sus cortometrajes.
Con esta película, de aceptable acogida entre la crítica, ganó algunos premios en festivales considerados menores como el de Austin (Texas), o el de Trieste (Italia).
El film resulta algo confuso y hasta embarullado al principio, aunque todo quede quede más o menos claro al final de la película. Es cierto que tiene algunas cosas que quedan en el aire, por ejemplo, cómo empezó todo, pues la primera, llamémosle aventura de Héctor, es consecuencia de algo que ya había ocurrido y que, cómo digo, no queda explicado, y tuvo que haber una primera vez que no aparece en el film. Ello no obsta para que resulte una trama bien construída, si obviamos licencias como esta, al fin y al cabo estamos hablando de ciencia ficción, historias que muchas veces narran acontecimientos inverosímiles o totalmente fantásticos cuando no directamente imposibles.
Cinco años estuvo Nacho con su proyecto en la mochila dando vueltas por aquí y por allá sin conseguir verlo hecho realidad por falta de financiación y es que al ingenuo y entonces joven realizador, no se le ocurre otra cosa que hacer una película de ciencia ficción en España. Pero Nacho, hombre, que aquí lo que mola, y por lo que te sueltan las subvenciones, sobre todo las autonómicas, es por hablar de conflictos sociales, o cualquier cosa que hable de la Guerra Civil, de lo malos que eran unos y lo buenos que fueron los otros, o por hacer una peli en la lengua vernácula en alguna de las regiones con idioma propio, aunque la película sea una mierda (con perdón).
Además de que consigue mantener nuestro interés hasta el final, de que la resolución de la historia no está mal y de la buena actuación de Karra Elejalde, con algún que otro altibajo, pero creciendo a lo largo del film, hay que agradecer a Vigalondo su valentía y haberse atrevido a apostar por algo diferente y no traernos lo de siempre, la españolada modernizada cargada de sal gorda o alguno de esos productos de los que hablaba antes, con temas demasiado manidos que parece que siempre cuentan lo mismo y hacerlo, como tantas veces les ocurre a nuestros realizadores, con poco más de cuatro perras.
Me ha hecho gracia tu desbarre; tienes toda la razón: a quién se le ocurre hacer una película de género. En cualquier caso, la cinta es muy buena. Tiene que serlo porque yo, al menos, estuve cavilando un buen rato y discutiendo con los que la vieron conmigo. Al final, tuve que verla otra vez.
ResponderEliminarEs verdad, el pobre Vigalondo no encontraba manera de llevarla a la pantalla y es que aquí, ya se sabe, vende lo que vende.
EliminarAl final el Héctor 3 no viaja más ¿no? No se sabe qué pasa luego. El Héctor 2 pensó que lo iban a detener a él. En la secuencia de Héctor 2 es donde más lejos llega la línea de tiempo en la película, porque en la última parte recién estaba llegando a la casa, pero cuando Héctor 2 se va a meter la policía ya está cerca de la máquina del tiempo. Quiere decir que, al final de cuentas, Héctor recupera su vida normal todo golpeado y sangrado jaja.
ResponderEliminarDe todas maneras es cierto lo que dice Ethan, que te queda cavilando un buen rato y que habría que verla una segunda vez para tener las cosas más claras.
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