Ambientada en los últimos días de diciembre de 1999, en medio de unos caóticos festejos por el fin del milenio y de un trasfondo de altercados civiles y opresión de las fuerzas del orden, que están enfrentadas con los afroamericanos, el inoportuno asesinato de «Jeriko One», un rapero que predicaba la rebelión civil, amenaza con llevar las calles al colapso.
Todo el mundo parece haber sucumbido a los febriles festejos del fin del milenio y los que no lo hacen andan enganchados a una tecnología ilegal (SQUID) que permite experimentar como propios los recuerdos y sensaciones grabados por otros. Lenny Nero (Ralph Fiennes), un antiguo policía, expulsado de la brigada antivicio y reconvertido en traficante de estos discos de experiencias, es un fracasado incapaz de superar la relación que mantuvo con su antigua novia Faith Justin (Juliette Lewis), una antigua prostituta que ahora es cantante, aferrándose a sus propias grabaciones pasadas para huir de la realidad. Sin embargo, Lenny se verá arrastrado de vuelta a esta cuando comienza a recibir una serie de discos grabados por un retorcido asesino que podría andar detrás de su ex novia.
Ayudado por una amiga que trabaja de chófer de limusinas, Lornette 'Mace' Mason (Angela Bassett), enamorada de Lenny que no la corresponde, y su mejor amigo, un detective llamado Max Peltier (Tom Sizemore), intentarán dar con el asesino. Mientras tanto, la ciudad explota ante la tremenda represión a la que se ve sometida por la policía.
Una película poco convencional ambientada en un mundo distópico pero cercano, en el que los adelantos tecnológicos, o están superados (es de 1995), o no nos causaría demasiada sorpresa que cualquier día estuvieran disponibles.
El ejército y la policía tienen tomadas las calles debido a un ambiente de enfrentamiento civil que, en apariencia, en nada contribuyen a normalizar, sino a crear una situación de opresión.
Los créditos finales están acompañados de música de Peter Gabriel y Deep Forest.
El guión es, nada menos, que de James Cameron y de Jay Cocks. Cameron, que también produce la película, estaba casado en aquel entonces con la realizadora del film Kathryn Bigelow.
Aunque por ese afán que tenemos de buscar un acomodo a cualquier cosa que se nos ofrece, de colgarle una etiqueta, a esta película se la encuadra en el género de ciencia ficción, lo cierto es que podría suceder en cualquier tiempo y los asuntos relativos a ese género, quedan desdibujados y se van perdiendo en el conjunto de la trama que se convierte más en una especie de thriller que hace mucho hincapié en el retrato y evolución de los personajes para dejar de lado otros aspectos.
También adolece de una duración que a mí me ha resultado excesiva (casi dos horas y media), con escenas que aportan poco al desarrollo de la historia.
La película fue un absoluto fracaso comercial a pesar de las correctas interpretaciones, yo creo que el discurrir de la misma, sobre todo en su primera mitad resulta algo confuso y contribuye a que el espectador pierda interés por seguir su curso. Resultan interesantes los intentos de su realizadora, por explorar algunos nuevos caminos visuales y narrativos, no siempre con acierto, aunque técnica y artísticamente está ejecutada de manera casi impecable.
Una memorable película, que también incluye el tema de morbo de la violencia con el espectáculo, como el asesinato de una prostituta que sabía demasiado.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad es que la directora combina bastante bien los momentos de realización clásica, por así llamarlos, con aquellos en los que explora nuevas formas.
EliminarCuántas veces llamamos distopía a lo que simplemente es un aviso de lo que se nos viene encima.
ResponderEliminarCierto. A veces estos mundos sombríos con graves enfrentamientos sociales, los tenemos aquí mismo.
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