John Callahan (Joaquin Phoenix), tenía 21 años cuando su vida cambió para siempre, víctima de un accidente automovilístico que le deja postrado en silla de ruedas, descubre el poder terapéutico del arte y se esfuerza para que sus manos maltrechas dibujen caricaturas hilarantes, a menudo polémicas, que le brindan una nueva oportunidad de vida.
Cuando se produjo el accidente, él no conducía, aunque iba ebrio como la persona que manejaba su Volkswagen. Callahan casi pierde la vida, pero lo último en que piensa es en dejar el alcohol.
A pesar de ello, y a regañadientes, ingresa en un programa de rehabilitación para alcohólicos, alentado por su novia, Annu (Rooney Mara), una terapeuta a la que conoció cuando estaba en el hospital y por un carismático patrocinador (así llaman a quien lidera el grupo de rehabilitación de alcohólicos) llamado Donnie (Jonah Hill), descubriendo el regalo que para él supone dibujar caricaturas para un periódico irreverente que le otorgan una especie de nueva vida y la oportunidad de llegar a personas de todo el país, por medio de sus viñetas en las que trata temas que para muchos son tabú: humor acerca de las personas discapacitadas, acerca de figuras históricas intocables, acerca de grupos como el KKK, demostrando que con un poco de ingenio, era posible reírnos de lo peor de la humanidad, y de nuestros momentos más difíciles.
El guión se basa en la autobiografía del propio John Callahan, que publicó poco antes de morir con el título de Will the Real John Callahan Please Stand Up?.
Las viñetas con las que busca su salvación fueron publicadas primero por un periódico universitario, después en el «Willamette Week» de Portland y más tarde en «PlayBoy» y la prestigiosa «New Yorker». Todas generaron cientos de cartas al director lamentando la crudeza, la falta de decoro o el mal gusto de aquellas historietas. Al dibujante esto no le importaba mucho: solía burlarse de sus críticos, quienes lo calificaban de irrespetuoso, y decía que la única opinión que le interesaba era la de gente como él.
Con un humor negro un tanto particular, la historia no se desarrolla de una manera lineal, sino que transcurre a través de numerosos flashback, muy bien montados, que logran darle vitalidad a la narración, en los que el protagonista nos va contando su vida: cómo era antes del accidente, lo que supuso para él quedarse cuadrapléjico, la relación con el joven que le asiste y el descubrimiento de un nuevo mundo a través del grupo de apoyo de Alcohólicos Anónimos, con el líder del grupo a la cabeza, un personaje interpretado muy bien por Jonah Hill, que le va guiando por la dura senda de la desintoxicación.
Un film que es todo un canto a la amistad, a la solidaridad entre quienes tienen problemas en la vida y a la autosuperación a través de la aceptación de las desgracias y la responsabilidad que tenemos en que hayan caído sobre nosotros y, una vez hecho eso, tratar de sacar lecciones positivas y, en lo posible, tomarnos la vida con humor y como un regalo en el que nuestra propia historia, por desgraciada que sea, siempre puede encontrar una razón de ser ayudando a otros.
Magnífico trabajo de Joaquin Phoenix, creando un personaje con el que llegamos a sentir cercanía a pesar de su peculiar forma de ser, pues se nos hace simpático, muy bien secundado por el resto del elenco que componen un cuadro que homenajea, en cierto sentido, a todas esas personas que desde su propia desgracia o, simplemente, por propia convicción, están siempre en disposición de echar una mano a quien lo necesita.
El proyecto de la película llevaba alrededor de una década rodando por estudios independientes para llevarlo al cine, incluso se habló de Robin Williams como protagonista en algún momento.
El título está sacado de una de las viñetas más famosas de Callahan que se reproduce más abajo.
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