martes, 18 de septiembre de 2018

LA PROPIEDAD

Leopoldo Kanitz es el magnate de los cereales en Austria. Su esposa, aquejada de una grave enfermedad que, seguramente le costará la vida, está ingresada en el hospital más moderno de Europa, situado en un pueblecito al oeste de Viena, allí ha acudido Kanitz en busca del último recurso que le queda para salvar a su esposa, aunque sabe que apenas hay esperanzas.
El matrimonio ha sido acompañado por el médico de cabecera de la familia que, en tanto se produce la larga intervención a que va a ser sometida la enferma, conduce a Kanitz a una posada cercana y durante la comida que comparten, escucha una historia que comienza en un olvidado pueblo de la frontera húngaro-eslovaca. La historia de un pobre niño judío llamado Caleb que un día llegará a ser el hombre que tiene ante él.
Bien redactado, con un lenguaje sencillo pero muy cuidado, este relato breve, del escritor venezolano Alí Jesús Reyes Hernández, es un cuento sobre el amor y sobre la redención.
El hombre que de niño se ofrecía a cuidar los caballos a las puertas de los negocios o a llevar las cestas de las vendedoras al mercado a cambio de un puñado de patatas, que empacaba y hacía mandados a los comerciantes, aprendió, por fuerza a sobrevivir desde la pobreza familiar y gracias a su natural inteligencia, aprendió a leer y escribir, a hacer operaciones matemáticas y, más adelante, a rellenar los formularios de impuestos de los comerciantes, hasta convertirse en una máquina oportunista que sabe como hacerse indispensable, que supo sacar partido de la información que manejaba y de su habilidad para el regateo y la compraventa.
Pero la vida dura que había llevado de niño, también le convirtió en un ser duro, nada compasivo con quien pudiera caer en las redes de sus negocios.
La aparición en su vida de una mujer ingenua, carente de malicia, lo contrario a aquello en lo que Kanitz se había transformado, obra una verdadera catarsis en el protagonista.
A modo de relato moral, muy ameno, el autor nos acerca una historia en la que, cual Saulo camino de Damasco, una luz cegadora, se convierte en el faro que alumbra un camino de redención.
El relato se puede descargar aquí.



10 comentarios:

  1. Parece muy interesante por lo que he leído.

    Salud Trecce.

    ResponderEliminar
  2. ¡Dios te bendiga mi hermano! ¿Qué más quiere un escritor que ser leído? Ahora, he aquí que no solo lo has leído sino que le has dedicado este post...Estoy tan conmovido de verdad. Gracias mi hermano por esa gran ayuda, que vale mucho más tanto y en cuanto se trata de un conocedor profundo de literatura. De nuevo muchas gracias. Y si no me ves mucho por la blogósfera es porque estoy viviendo en un sitio donde no hay internet y solo puedo conectarme dos o tres horas A LA SEMANA cuando voy al pueblo. Pero en lo que pueda trataré de mantener el contacto

    ResponderEliminar
  3. Creo que merece la pena leer esta historia. En qué Editorial está publicada?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puedes pinchar el enlace que pongo en la entrada o directamente en https://freeditorial.com/es/books/la-propiedad, para leerlo online o descargarlo de forma totalmente legal.

      Eliminar
  4. soy tan vago que todavía no me lo puse a leer y eso que es de un amigo!!!! imperdonable... ya lo hago Alí...

    la crítica me da mas ganas de hacerlo además.... y no sabía de que iba a la historia, interesante... saludos a ambos...

    ResponderEliminar
  5. Hola Trecce!
    Ha sido por mediación de Alí que me recomendo visitar tu blog y la verdad que me alegro. Le he estado dando un vistazo y me gusta el contenido y la forma que tienes de escribir. El relato de Alí Reyes tambien me gusto, su lectura me resulto muy agradable.
    Pues nada, en lo sucesivo ya me ire pasando por aqui, saludos!

    ResponderEliminar