El mundo ha sido destruido por algo que todos ignoran. Podría haber sido un accidente nuclear, o el choque de la Tierra con otra entidad cósmica. O puede que el sol haya implosionado y afectado el planeta como daño colateral de su propia extinción. Cierto día hubo una gran llamarada luminosa, y luego, la nada. La consecuencia de ese cataclismo, fuera lo que fuera, ha significado la desaparición de la energía, de la autoridad y el orden, de la vegetación, de los alimentos. Millones de personas han perecido destruidas por el fuego y las inundaciones, o abrasadas en sus propios vehículos, donde se hallaban sentadas cuando aconteció el desastre, o extinguidas por inanición y desesperanza, en una lenta muerte de la civilización tras el colapso de todo orden concebido.
Un Hombre (Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee), se desplazan con todas sus escasas y preciadas posesiones: cualquier alimento y ropa que puedan rapiñar, utensilios y herramientas, bolsas de plástico, lonas, mantas y cualquier otra cosa que les mantenga calientes en un exterior gélido, carente de sol y lleno de cenizas por todas partes. Llevan todo eso a sus espaldas y en un carro de supermercado, siempre vigilantes para que nadie se lo robe y atentos y desconfiados cada vez que alguien se cruza en su camino. Su improvisado equipo de viaje y sus cuerpos sucios y desaliñados les dan todo el aspecto de vagabundos. Y eso es lo que son. Eso es lo que son todos cuantos se hallan en esta frontera inerte.
La película está basada en una novela de Cormac McCarthy, con la que ganó el Premio Pulitzer en el 2007. Anteriormente se había adaptado a la pantalla su novela “No es país para viejos”.
No es una película para disfrutar, su retrato de la condición humana es duro y cruel, lo que unido al ambiente opresivo, muy bien acentuado por la excelente fotografía del guipuzcoano Javier Aguirresarobe, nos hace más bien padecer, pero entiéndase bien, el disfrute en todo caso vendrá, como en las buenas películas de terror, de misterio o sobre catástrofes, cuando haya acabado y el espectador reflexione sobre lo que ha visto.
The Road es una historia de aventuras, de terror, una road movie y también una historia de amor entre un padre y su hijo, entre un hombre y su esposa, así como también es la celebración de la inextinguible voluntad de vivir. La cinta resulta una evocación emocionante de la entereza humana, y un examen decidido de las personas en todo lo que tienen de bueno y en todo lo que también tienen de malo.
Una historia de supervivientes en la que si algo queda claro que el peor enemigo del hombre, es el mismo hombre. Aunque el padre no se cansa de repetir que ellos son los buenos, no tiene reparos en negar su solidaridad a quien encuentra en su camino a ninguna parte y en dejarles morir, el único ser bueno es el niño, en un reflejo de que sólo la infancia, aún incontaminada por la experiencia de la vida, es capaz de ver las cosas buenas donde los adultos solo vemos peligros y sospechas de maldad.
Aunque el final parezca que quiere ser una llamada a la esperanza, no está tan claro, depende de lo que espectador interprete.
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ResponderEliminarLamentablemente ha desaparecido el comentario que el amigo José Luis hacía en el que expresaba el peligro más que real de un desastre nuclear por culpa de los irresponsables que gobiernan algunos países con armamento de este tipo.
EliminarLo lamento, pero no sé qué habrá ocurrido. Mis disculpas a José Luis.
Un buen film para meditar durante algunos minutos sobre lo que viene anunciándose desde la época de los judaicos bíblicos.
ResponderEliminarUna espada de Damocles que tenemos encima, más real que nunca.
EliminarEl libro también es bastante desasosegador.... pero muy recomendable.
ResponderEliminarUn mundo irreal, pero no imposible, por desgracia.
EliminarMe he acordado ahora del loco coreano, que decía amenazando a Estados Unidos, que en su despacho siempre tiene el botón a punto para darle, y el otro majara, le respondió que él también lo tiene, pero que el suyo es más gordo. La película no la he visto, pero las que quedan a gusto o a criterio del espectador me parecen bien; así cada cual que le ponga su final.
ResponderEliminarSalud Trecce
La escena final parece que deja claro el futuro del muchacho, pero si te pones a pensar en lo que dicen y en cómo se ha llegado a lo que sucede, la cosa ya no está tan clara.
EliminarMe ha llamado la atención ese detalle de que el día que pase algo parecido, la mayoría de la gente morirá sin saber qué leches ha pasado ni quién o qué es el culpable.
ResponderEliminarBuena observación, pues es probable que fuera así. Sería como encontrarnos de buenas a primeras en la edad de piedra de nuevo, sin comunicaciones ni nada por el estilo, así que a ver quien iba a explicar lo que había ocurrido, aunque supongo que todos lo adivinarían con mayor o menor aproximación.
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