Hasta la peor de las brutalidades, la miseria y la desesperanza, pueden estar envueltas de poesía, de una imagenería que tiene algo de mágico.
El libro nos traslada a la España de 1936 y años posterios, toda la Guerra Civil y la primera posguerra, los años más difíciles y oscuros de la dictadura franquista, aquellos en que las brigadas del amanecer, primero y la intransigencia de los tribunales militares, después, dictaban una ley implacable sobre los vencidos.
Herbal, un guardia civil expulsado del cuerpo por haber liquidado a su cuñado, Zalo Puga, un maltratador de manual que vestía camisa azul y calzaba pistola al cinto, que trabajaba en abastos durante la guerra y era de los que salían a decomisar víveres por las aldeas quedándose una parte del botín, es el relator de la historia por la que desfilan diversos personajes, quizá los más carismáticos, el médico republicano Daniel da Barca y su prometida, Marisa Mallo. Él, con una brillante carrera por delante, truncada por el estallido de la contienda civil y ella, miembro de una acaudalada familia, cuyo abuelo, Benito Mallo, hizo fortuna con el contrabando. Ahora son de derechas, pero en realidad, el viejo patriarca, Benito, es de sí mismo, de donde conviene ser para mantener sus negocios.
Herbal es el típico guardia civil de la época, un desertor del arado que se pega como una lapa al médico, ahora preso, contando a sus superiores todo lo que va descubriendo del médico, aunque su limitada preparación cultural, hace que pase por alto algunas de las cosas que otros habrán de descubrir que son, en realidad, contactos ocultos que Da Barca mantiene con los republicanos del exterior. A pesar de todo, Herbal siente una especie de fascinación por el doctor (y por Marisa), que le lleva a pedir el traslado cada vez que el otro es trasladado de prisión, para seguirle como una sombra.
Manuel Rivas, por medio de la galería de personajes que aparecen en el libro, nos describe una parte de la vida de aquella España de la época y, más concretamente de su Galicia natal, golpeada por la represión antiizquierdista desde los primeros momentos del levantamiento militar estrepitosamente fracasado en aquellos lugares, en los que toda una generación de intelectuales, muchos de ellos vinculados al regionalismo galleguista, se perdió o quedó largamente silenciada.
Puede que durante algunas páginas, el relato no sea del todo transparente para el lector, en buena parte debido al lenguaje simbólico que emplea en algunos momentos, lenguaje empapado de una cierta poesía y de un trasfondo mágico tan propio de cierta literatura gallega.
Un libro que se lee bastante bien por su brevedad, aunque quizá no a todo lector le resulte entretenido.
Buena información sobre ese libro y que trataré de leerlo. Me gustan las historias localistas de la época de guerra civil y post-guerra.
ResponderEliminarA mí me ha gustado.
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