Frank “Spig” Wead (John Wayne), aviador y miembro de la marina que vive una relación nada pacífica con su esposa Minnie (Maureen O´Hara), plagada de altibajos en buena parte debidos a su entrega desmedida hacia su verdadero amor, que es el pilotaje de aviones y que encontrará el punto álgido de desencuentro cuando pierden a su pequeño hijo a consecuencia de una enfermedad. El matrimonio pasará por periodos de encuentros y desencuentros, incluso Frank abandona durante varios años a Minnie en favor de su carrera militar.
Un día Frank sufre un accidente doméstico que le deja paralítico. Para tratar de rehacer su vida se convierte en escritor de novelas, obras de teatro y guiones de cine , escribiendo algunas películas de guerra con John Dodge (Ward Bond)
En paralelo a su vida profesional se nos va mostrando la relación con los amigos de toda la vida y será uno de ellos, precisamente, 'Jughead' Carson (Dan Dailey), junto con los médicos, quien más persevere para dar ánimos a "Spig", hasta que este consigue ponerse de nuevo en pie.
Spig consigue cierta fama como escritor y la vida no le va nada mal, hasta que llega el bombardeo de Pearl Harbour por los japoneses y, pese a su incapacidad, consigue enrolarse de nuevo en la Armada, siendo enviado al Pacífico como supervisor de un nuevo y revolucionario prototipo de portaaviones.
Antes de nada, indicar que Ford nunca estuvo del todo conforme con esta película ya que se resistía a rodarla, aunque por otro lado, tampoco quería que la rodase otro, incluso el título hubiera preferido que fuera, simplemente "La historia de Spig Wead".
En la vida real, el protagonista, Frank Wead Jr., fue un pionero de la aviación naval que diseñó los portaaviones de escolta utilizados durante la Segunda Guerra Mundial para suministrar aviones que sustituyesen a los que quedaban fuera de combate. Tras recuperarse de una parálisis total, escribió 32 guiones para Hollywood (para Ford, del que era amigo personal, escribió "Hombres sin miedo" y "No eran imprescindibles").
La película se centra en el itinerario interior de Wead. Su vida pública, por el contrario, está narrada de manera sumamente tangencial. El retrato de Spig siempre se ve desde la distancia de una tercera persona que más bien parece perpleja ante lo que observa, pero que mira siempre con devoción al personaje.
En general se considera como una película menor de Ford, pero no todo el mundo está de acuerdo con eso. La primera parte del film tiene un marcado acento humorístico, peleas, lanzamiento de tartas, bromas... A mí la verdad es que me ha parecido un humor un tanto patético, pero bueno, eso es una opinión personal. Hay quien ve en este tipo de escenas un homenaje al cine mudo, puede ser. Lo cierto es que Ford pasa del tono humorístico de esta fase, al drama, sin mayores problemas, algo que no es nada sencillo.
El protagonista no deja de ser otro hombre duro de esos que tan bien retrata Ford en algunas de sus películas, que prefiere un mundo de hombres y que nunca llega a conciliar su carrera con su matrimonio, aunque tampoco renuncia a él. No es capaz de decirle "te quiero" a su esposa, ni de dar las gracias al compañero que le salva la vida protegiéndole con su cuerpo de las balas y recibiendo graves heridas por ello. Sólo al final, cuando sus viejos camaradas, ya convertidos en oficiales de alta graduación, forman la guardia de honor en su despedida de la Armada, unas palabras de agradecimiento salen de su boca.
La película se plantea alrededor de cuatro motivos, aunque como casi todo en ella, no quedan muy nítidos, posiblemente tampoco lo queden en la vida real: ilusión/realidad y amistad/separación. Spig tratará de evitar esta realidad huyendo de ella, en el convencimiento de que es un ser destructivo para quienes le rodean y para sí mismo.
Al final uno tiene la impresión de que la película plantea cuestiones a las que da respuestas imprecisas.
El film encierra una cuantas anécdotas, por ejemplo es una de las pocas (no sé si la única), en la que John Wayne aparece sin su característico bisoñé.
El personaje que interpreta Ward Bond, dando vida a John Dodge, imita al propio John Ford, le vemos con su sombrero, su pipa, gafas oscuras, el bastón en el que esconde el whisky, su preciada silla de montar mexicana, sus cuadros, sus Oscar, incluso imita detalles como las botas de Ford, el pañuelo blanco con el que jugaba y algunos pequeños tics.
Ford trata a Maureen O'Hara de forma realmente espantosa y se dedicó a enfrentarla con John Wayne, a malmeterlos, con el resultado de que no cruzaron palabra durante muchos años.
Anécdotas aparte, el realizador nos da, una vez más, prueba de su maestría, sacando un film entretenido de una sencilla historia y regalándonos algunos planos realmente soberbios. La escena que retrata al matrimonio la noche de la jornada en que pierden a su hijo, él en primer plano, ella más alejada, en habitaciones diferentes de la casa; o aquella en que Spig, postrado boca abajo en la cama del hospital, observa por la ventana como se aleja Minnie por el jardín que rodea el edificio después de haber dejado para él un ramo de rosas rojas, pero sin haber entrado a verle... En un caso, con la composición del plano, en otro, por medio del montaje, nos cuenta mucho más que cualquier diálogo. Esto es puro lenguaje visual, no hace falta una sola palabra.
Con FORD de director y esos actorazos la peli tiene que resultar entretenida.
ResponderEliminarFord y Wayne demostrando, una vez más, que sabían hacer algo más que western y que lo hacían muy bien. Y O'Hara, deliciosa, como siempre.
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