martes, 7 de febrero de 2017

MIGUEL HERNÁNDEZ Y RAFAEL ALBERTI, DOS POETAS ENFRENTADOS

Amigos, intelectuales de la misma generación literaria y miembros del Partido Comunista (en el que Miguel Hernández entró de la mano de Rafael Alberti y de su mujer, María Teresa León), la relación entre los dos poetas se fue agriando a lo largo de la Guerra Civil hasta el punto de que, más allá de pasar temporadas sin dirigirse la palabra, el gaditano dejó fuera a Miguel de la lista que, en los estertores de la contienda y con los peores augurios para el bando que ya se perfilaba como perdedor, confeccionaron él y su mujer para solicitar asilo en la Embajada de Chile. Tampoco el matrimonio Alberti-León le invitó a acompañarles en el vehículo que recogió a la pareja en Madrid para trasladarles hasta Monóvar, última sede del Gobierno de la República.
Miguel Hernández fue proclamado «poeta del pueblo» mientras Alberti era abucheado por unos milicianos en la sierra de Madrid, y la distinta procedencia social de cada uno (el cabrero frente al burgués) ahondaron en un distanciamiento que estalló en febrero de 1939. Fue en la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas de Madrid, en el Palacio de los marqueses del Heredia-Spínola (incautado para servir de base a los artistas que apoyaban la República). Miguel llegaba del frente en la sierra madrileña y vio los restos de la comilona que Rafael y sus amigotes acababan de meterse para el cuerpo. Ni siquiera se sentó. Se dirigió a un encerado, tomó una tiza y escribió: «Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta». La única mujer presente era María Teresa León que se acercó corriendo y le arreó un puñetazo que le rompió un diente.
Juan Ramón Jiménez, conocido por no tener pelos en la lengua, en su libro Guerra en España no se anduvo con tibiezas al escribir, años después, que «los poetas no tenían convencimiento de lo que decían. Eran señoritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El único poeta, joven entonces, que peleó y escribió en el campo y en la cárcel, fue Miguel Hernández...».



6 comentarios:

  1. Fascinante el artículo que nos traes hoy, de estos genios. Ignoraba que se llevasen como el culo. Quizás si los tiempos hubiesen sido otros, las relaciones fuesen mejor, o peor vete tú a saber.

    Abrazo Trecce

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  2. No tenía ni idea de esa relación entre dos grandes poetas. Gracias por ilustrarnos.

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  3. El articulo se basa en una mentira relatada por Guerrero Zamora. Nadie salvo Guerrero y Ferris ha oído hablar del tema de la bofetada y del insulto de Miguel a las mujeres allí presentes. Conocido el tema por Alberti años después recuerda que el único agape que se hizo en dicho palacio fue la despedida de Malrraux en que se sirvió poco y escaso. Al que no asistió Miguel por estar fuera y de la bofetada que luego se amplia, por algunos autores, a puñetazo con caída de Miguel y perdida de un diente....nada de nada. Guerrero Zamora es un miembro del Régimen que denosta a cada paso a los mejores amigos de Miguel ya sea Neruda o Alberti. Guerrero miente sobre las fechas y sobre los que amortajan a Miguel en la cárcel de Alicante. Pero ya se sabe, a Miguel lo mataron una vez de miseria y abandono pero no fueron sus amigos los que lo hicieron...despues se le ha intentado matar más veces con mentiras. Si quieren saber más busquen con mi nombre lo que pasó con Miguel cuando murió.

    Eusebio Pérez Oca

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    1. Información detallada.
      Muy amable por su aportación, es de agradecer que resplandezca la verdad, a ver si entre todos lo conseguimos.

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