En octubre de 1949, Helene Hanff (Anne Bancroft), una escritora desconocida que se gana la vida repasando guiones teatrales, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres, especializada en libros descatalogados. Helen inicia una relación epistolar con un empleado de la librería, Frank P. Doel (Anthony Hopkins), al que comienza pidiéndole volúmenes difíciles de encontrar y cuya relación irá volviéndose cada vez más familiar, involucrando a otros trabajadores de la empresa y más aún, cuando Helen comienza a enviarles regalos en forma de comida en conserva, magníficamente recibidos en un Londres de posguerra sometido a racionamiento. Veinte años después, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa.
El sueño de Helen es viajar a Londres para encontrarse con los paisajes de la literatura inglesa que tanto ama y, por su puesto, para conocer en persona a quienes ya considera sus amigos de la librería. Sin embargo, ella es una mujer de limitados recursos económicos y, aunque en una ocasión, coincidiendo con la coronación de Isabel II, tiene ya programado ese viaje soñado, diversos imprevistos que afectan a su economía, le impiden llevar a cabo la travesía hacia el viejo mundo.
Cuando por fin, después de muchos años, Helen vuela a Londres, la mayoría de quienes forjaron con ella su amistad epistolar, han fallecido y la librería está desmantelada.
Basado en una novela de la propia Helene Hanff publicada en 1970, en la que narra su propia experiencia durante 20 con Frank Doel. Primero fue adaptada al teatro y, más tarde, Mel Brooks compró los derechos para ofrecérselos como regalo de cumpleaños a la que entonces era su esposa, Anne Bancroft, que sería la protagonista del film.
Ella, en una interpretación muy conseguida, junto a un contenido Anthony Hopkins, son el eje central de la película.
Pero sin duda, el verdadero alma de la historia son los libros y el amor que por ellos sienten los protagonistas, ella, porque los ve como seres vivos, como algo más que un conjunto de letras y palabras y él, porque es un verdadero profesional que sabe todo lo que hay que saber sobre el mundo de los libros y que domina como nadie el mercado de las ediciones antiguas, pero también una persona que se desvive por atender a quien acude a consultarle.
La película, como lo es novela original, es un verdadero canto a un mundo ya fenecido (o casi), como es el de las antiguas librerías, con sus estantes de madera y con dependientes que llevaban en su cabeza todo un archivo vivo de ediciones, autores y títulos.
Pero con el paso del tiempo, hay otro aspecto en el que su autora no podía reparar en aquel entonces, el de otro mundo que también iba a desaparecer, engullido por las redes sociales y los adelantos del mundo actual. Hablar hoy de relaciones epistolares, del tipo que sea, es como viajar a la Edad Media, en la actualidad, estas personas se hubieran acabado conociendo como entonces, pero en algún foro de internet. No es ni mejor, ni peor, simplemente diferente. Pero aquel encanto se perdió para siempre.
Una película entrañable, de una curiosa relación de amistad que va más allá de cualquier interés sentimental y que se nutre de la afinidad por los gustos y las aficiones que en ocasiones une más que el amor físico o el parentesco.
Por cierto, buen trabajo de caracterización con la protagonista, a la que vamos viendo envejecer con el transcurso del tiempo.
Se te nota que amas los libros de la misma o parecida forma que la protagonista de esa novela, por el modo en que describes la relación de los personajes con el tema de la librería clásica-
ResponderEliminarLlegará un momento en que muchos sufriremos al desaparecer el libro en formato de pepel y cubierta y sea sustituído por lo virtual, a semejanza del correo.
Además de ser lector empedernido, siempre viví rodeado de libros, los que tenía mi padre en casa y, además, durante más de diez años, fui profesional del gremio.
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