San Clemente es un pueblo miserable de Galicia, cuyo párroco se marcha para hacerse cargo de la capilla del Marqués. Pedro Gailo (Francisco Rabal), el sacristán, queda como único encargado de la iglesia y actúa como celebrante en algunos actos. Su mujer, Mari Gaila (Ana Belén), es más joven que él y muy bella.
Una hermana de Pedro que se dedicaba a la mendicidad, Juana la Reina , fallece dejando huérfano a Laureano, un chico hidrocéfalo al que utilizaba para pedir limosna. Pedro y su esposa se disputan con la otra hermana de la fallecida, Marica del Reino (Aurora Bautista), la tutela del sobrino. Al final acuerdan que se lo irán turnando para seguir mendigando.
Mari Gaila es aconsejada por Rosa “La Tatula” (Esperanza Roy) y pasea al chico en su carro por las ferias y las romerías.Un día conoce a Séptimo Miau (Imanol Arias), un rufián perseguido por la justicia, mucho más joven y atractivo que su marido, y se enamora. Viven su relación de forma apasionada y Mari Gaila se descuida del chico, mientras Séptimo la convence para que cante y obtenga mayores beneficios económicos, de los que él piensa sacar partido.
En un momento que están haciendo el amor, Laureano es emborrachado en un taberna por Miguelín el padronés (Juan Echanove) y sus amigos y muere. Entonces Séptimo desaparece y Mari Gaila vuelve al pueblo enferma. Marica del Reino ha comentado a su hermano Pedro el adulterio de su mujer.
Ante la situación que se ha creado, el sacristán, llevado por la avaricia, decide explotar el cadáver del chico y pedir dinero para su entierro. Mari Gaila vuelve a encontrarse con Séptimo gracias a la intercesión de Rosa “La Tatula”. Pero los amantes son sorprendidos por unos vecinos que llevan a Mari Gaila en un carro ante su marido. Se ríen de ella y le tiran piedras. Mari Gaila se desnuda mientras su marido la conduce a la iglesia. Pedro decide perdonarla y lee estas palabras del Evangelio de San Juan en latín: "Qui sine peccato est vestrum, primus in illam lapide mittat" (“quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”). Mientras tanto, los vecinos se retiran.
Adaptación de la obra teatral homónima de Ramón María del Valle-Inclán, que se ha visto representada varias veces en distintos idiomas.
Cuenta con un buen plantel de actores y una ambientación bastante bien trabajada. Ana Belén interpreta algunas canciones, por cierto que la primera, una canción litúrgica en latín, a mi me ha parecido que lo hace bastante mal.
José Luis García Sánchez y Enrique Llovet, guionistas del film que además dirige el primero de ellos, quieren se fieles, en la medida de lo posible a la obra de Valle-Inclán y a la hora de traducirla en imágenes trata de hacerlo presentando en escena una turbamulta de personajes, algo que está en el original, pero que aquí, en algunas escenas, se convierte en una especie de apelotonamiento de actores.
Pienso que es un trabajo interesante, pero que no consigue sus objetivos por más que lo intenta y está cargado de buena intención.
Una película en la que se desnudaba Ana Belén tenía que triunfar cantara bien o mal en latín.
ResponderEliminarNo es que cantara mal en latín, es que, o yo oigo mal (que oigo mal), o le salen unos cuantos gallos.
EliminarHan querido llevar al cine la obra de Valle-Inclán, pero el resultado, para mi gusto, deja bastante que desear. Valle-Inclán compaginaba muy bien lo trágico con el esperpento, cosa que en la película no está conseguido.
ResponderEliminarTienes razón, José Luis.
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