Dividida en cuatro partes totalmente independientes con el nexo común de lo fantástico, la película nos adentra en un mundo imaginario, como dice la presentación, una puerta se abre hacia otras dimensiones.
En la primera de las historias, Bill Connor (Vic Morrow), un perfecto racista que despotrica contra negros, asiáticos y judíos porque el puesto que él anhelaba se lo han dado a un judío, al salir del bar en el que está con sus amigos, se encuentre transportado en el tiempo y en el espacio y aparece en la Francia ocupada por los nazis confundido con un judío; también se halla en Alabama, como negro asediado por el Klan y en la guerra de Vietnam, donde sus compatriotas le disparan a mansalva como si fuera un viet cong.
En la segunda parte, un tal Sr. Bloom (Scatman Crothers), residente en un asilo de ancianos, hace que sus compañeros recuperen el espíritu de la infancia.
La tercera historia nos lleva a una fantástica y terrorífica casa en la que un niño de diez años, que tiene el poder de hacer que se cumpla todo lo que imagina, tiene secuestrada a su supuesta familia.
Por último, John Valentine (John Lithgow), pasajero de un avión que vuela a través de una imponente tormenta con mucho aparato eléctrico, es presa de un ataque de ansiedad ante la situación que se vive en el avión, pero eso no será nada comparado con lo que siente cuando ve a una extraña figura humanoide sobre una de las alas del aparato, que está intentando destruir uno de los motores. Cuando avisa a la tripulación, nadie le cree y piensan que todo es producto de su estado de nervios.
Cada uno de los episodios fue encargado a un realizador diferente, incluso tuvieron sus propios equipos de rodaje. Los mediometrajes fueron dirigidos por John Landis, Steven Spielberg, Joe Dante y George Miller en el orden en que los hemos presentado en la sinopsis, con resultados desiguales. Para la crítica y buena parte de los aficionados, el episodio de Spielberg es el más flojo, pero a mí me parece que son cuatro piezas magníficas ya que ofrecen un recorrido bastante completo por el cine de terror y fantasía que se hacía en EE.UU. un par de décadas antes de que se hiciera la película.
Es cierto que tanto el episodio de Joe Dante, como, sobre todo, el de George Miller (el director de Mad Max), están algo por encima y en este último, contamos con la gran actuación de John Lithgow que le valió estar nominado en varios importante premios, pero repito que todos los episodios tienen un gran nivel, lo que ocurre es que a muchos aficionados al género, las historias que llevan la etiqueta de edulcoradas o moralizantes, no les gustan demasiado, pero el relato de Spielberg, por ejemplo, tiene mucho de cuento de hadas y más lecturas de las que a simple vista pueda parecer.
El film se concibió como un homenaje a una de las mejores series televisivas jamás realizadas, The Twilight Zone. En ella, la ciencia-ficción y el terror se aunaban para componer pequeñas perlas de menos de media hora de duración. La calidad de los guiones, basados algunos en relatos de autores como Ray Bradbury, Richard Matheson o Ambrose Bierce, era muy alta, y la serie pronto se convirtió en un verdadero objeto de culto. La serie se prolongó durante cinco temporadas y 156 episodios, entre 1959 y 1964.
El film comienza con un fantástico prólogo de John Landis. Dos personajes, un coche y una carretera oscura definirán el territorio por el que nos moveremos de aquí en adelante, lo extraño irrumpe en el mundo real hasta confundirse con él.
Muy entretenida, bien realizada y agradable de ver, con el añadido de que al estar divida en episodios, la narración se hace mucho más ágil ahuyentando cualquier atisbo de aburrimiento.
En esta película Vic Morrow murió en un accidente cuando cayó el helicóptero que estaba ayudando a filmar el primer episodio. Morrow quedó decapitado por una de las hélices y dos niños más.
ResponderEliminarAquel suceso significó el fin de la amistad entre John Landis y Steven Spielberg, que no volvieron a dirigirse la palabra.
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