Inglaterra, año 1139, los monjes de la abadía de Shrewsbury ultiman los preparativos de la feria que anualmente se realiza en la ciudad, la de este año cobra especial importancia, ya que el año anterior no se celebró debido a la guerra. Gran cantidad de comerciantes y mercaderes vienen cada año y este no es la excepción, sin embargo la feria se verá alterada por un duro enfrentamiento entre los comerciantes y los monjes benedictinos a causa del pago de impuestos al que los monjes tienen derecho, pues la feria se celebra en su beneficio, pero los habitantes de la villa, quieren que un diezmo de los mismos, se destine a la reparación de las murallas, gravemente dañadas por los sucesos del año anterior. El abad del monasterio se niega y en vísperas del inicio de la feria, un grupo de jóvenes, hijos de comerciantes locales, provocan graves disturbios que acaban con algunas detenciones.
Un importante comerciante que ha venido al mercado, Tomás de Bristol, aparece muerto y todos los ojos apuntan a uno de los jóvenes, precisamente el hijo del preboste local, zapatero de profesión.
Fray Cadfael, habrá de desplegar toda su destreza e intuición para desenmarañar el misterio, en el que no faltan las gotas de romanticismo.
El libro nos trae una intriga ligera y por momentos bastante previsible. No pasa de ser un entretenimiento sin demasiadas pretensiones, poco profundo e ideal para quienes gustan de lecturas sin complicaciones y que no den mucho que pensar.
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