Acaba de empezar un nuevo curso escolar, seguramente este es el motivo de que haya recordado una de esas leyendas urbanas que circulan por internet como si fueran un dogma y que nos creemos todos.
Me refiero a una historia que resulta muy bonita, pero por desgracia, no se ajusta a la realidad, dice, más o menos, que en Japón, los únicos que no están obligados a hacer una reverencia ante el emperador, son los profesores, porque sin educadores no hay emperadores.
Y es que la reverencia para los japoneses, no es una obligación, sino una acción profundamente arraigada en su cultura y cualquier profesor de aquel país hará una profunda reverencia ante el emperador igual que ante otra persona de gran estatus, el no hacerlo significaría un acto de protesta y no el ejercicio de un derecho que le exime de la misma.
En cuanto al respeto que se tenga allí por la profesión, pues no dista mucho del que tenemos aquí, ni los salarios son altos, ni tienen privilegios sociales, al contrario, como pasa con algunos otros profesionales nipones, las jornadas de trabajo son largas.
En definitiva, que en Japón nadie está obligado a hacer reverencias, esta se utiliza como símbolo de respeto y para saludar, pero no hay una obligación más allá de lo que las buenas formas establecen.
Los profesores aquí en España han perdido aquella consideración y respeto, casi reverencial que se tenía con ellos, aunque no estuvieran sobre la tarima que había antes en todas las aulas. Hoy día, no les respetan los padres y, me atrevería a decir, que ni la mayoría de los alumnos.
ResponderEliminarTodo un síntoma, sin duda.
EliminarLa clave está en saber cómo responde la sociedad a alguien que desprecia a un maestro.
ResponderEliminarCon hipocresía, supongo.
EliminarEn Venezuela los docentes somos 0.
ResponderEliminarNunca, en ningún lugar, el profesor, el maestro, ha estado valorado en su justa medida.
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