Por dos veces hemos acudido los españoles al rescate del Partido Popular "gracias" a las nefastas políticas económicas del PSOE que estaba dejando al país (antes llamado España) como unos zorros.
En la época de Aznar los votantes agradecieron que el rumbo de la economía hubiera dado un giro a mejor y sólo la equivocada gestión de otros asuntos, como el de la Guerra de Irak, apeó a los populares del gobierno. Sin embargo, en esta ocasión, con Rajoy al frente del gobierno, las políticas adoptadas han pasado una factura tremenda al gobierno y amenazan con repetir la debacle de las municipales, en las generales de fin de año. ¿Por qué? Bueno, no soy ningún experto en política, ni en economía, pero sí que soy un ciudadano y un votante y bajo mi humilde percepción, una de las razones es que ante la disyuntiva que se le presentaba, con los incontables casos de corrupción que desangraban al país, Mariano y su equipo se pusieron del lado de los fuertes, primordialmente bancos y grandes corporaciones de servicios, precisamente quienes más daño han causado a la masa social, a la que se ha dejado de lado en sus reclamaciones y solicitudes de justicia.
Ahora apelan al voto del miedo ante lo que va a venir, haciendo ver que los pactos son malos y que los que llegan nos van a hundir y no tienen ideas claras, sino populismo puro y duro. Pero mientras tanto, como señalaba el otro día Fernando Garea en El País, el ciudadano ve un parlamento en el que se sienta en este momento un diputado que recibía pagos de una constructora sin que se haya querido actuar contra él; otro que ocultó a la Cámara que trabajaba para una entidad financiera, lo que está expresamente prohibido por la ley; otra que dimitió como ministra y que será juzgada como beneficiaria en un caso de corrupción; otra que dijo desde su escaño “que se jodan” mientras se debatían en el pleno recortes para los parados; otros dos que fueron condenados por conducir bajo los efectos del alcohol; uno de ellos, además, ocultó al juez que era diputado y hubo que anular la condena y repetir su procedimiento en el Tribunal Supremo; otro que fue expulsado de su grupo parlamentario y está pendiente del suplicatorio para que pueda actuarse contra él por un caso de fraude millonario a los parados; una vicepresidenta de la Cámara que fue sorprendida jugando al Candy Crush mientras presidía un pleno importante; un presidente del Gobierno que envió mensajes de apoyo a un extesorero cuando ya se sabía que tenía cuentas en Suiza
Y ahora, para acabar de rematar la faena de lo que el ciudadano medio considera un desprecio prepotente por parte del poder hacia los administrados, el ministro del Interior recibe en su despacho oficial a un imputado en varios procedimientos económicos con gran repercusión social y contra el que se manifiestan pensionistas que perdieron sus ahorros, pretendiendo justificarlo al aducir que es un ejercicio de transparencia haberlo recibido allí, en vez de entrevistarse con él en un restaurante, cuando el único ejercicio que han hecho es cometer una imprudencia con visos de chulería despreciativa.
Hoy, aquel partido que daba confianza a millones de ciudadanos, se ha convertido en el mayor valedor de quienes atentan contra el estado del bienestar, nos ha traído una recuperación económica a base de contratos basura, de una deuda galopante, de millones de parados y de engaños como aquel con el que comenzó su andadura al subir los impuestos cuando había predicado como receta lo contrario.
Creo que en lugar de recurrir al miedo, debería buscar otros argumentos para hacer más atractivo su mensaje, aunque quizá ya sea un poco tarde, o tal vez es que se han alejado tanto de la realidad que están orgullosos de su actuación.
Se ha subido a la chulería que es lo último más desastroso que puede hacer quien depende de los votos.
ResponderEliminarSabemos que hay una masa de votantes que son como los fans del Atlético de Madrid, que aunque les arruinen seguirán votando a "los suyos".
Pero la franja que decide ahora ya no tiene nada claro que los Peperos sean menos mangantes que los sociatas ni que lo hagan mejor.
Han esclavizado al ciudadano de clase media con sus impuestos para no tocar los derroches inadmisibles de tanto puesto público y de tanta mangancia en los Bancos.
Estupendo post, Don Trecce.
Por su propio bien, ya que no lo hagan por el de los demás, deberían reflexionar en lugar de encastillarse en sus dudosas "verdades".
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