viernes, 29 de mayo de 2015

LAS INQUIETUDES DE SHANTI ANDÍA

Shanti Andía (Jorge Mistral), asiste, niño aún, al funeral y posterior entierro de su tío Juan de Aguirre (Manuel Luna), aunque la criada de la casa le advierte en secreto que su tío no ha muerto y que la caja está vacía, porque su tío era en realidad un pirata que está preso en Inglaterra, pero que su abuela ha decido darle por muerto. Esta historia despierta en Shanti la fantasía y su tío se convierte en un personaje fascinante para la mente del niño que, tras pasar su infancia en el pueblecito vasco de Lúzaro, acabará convirtiéndose en piloto de fragata, recorriendo los mares. Cuando regresa a su pueblo natal, su madre le envía a un caserío de su propiedad para que ponga al día las rentas que sus inquilinos les adeudan, Shanti se entrevista con el hombre que habita la casa, un tal Tristán de Ugarte, que vive allí con su hija Mary (Josita Hernán) y su criado Patricio Allen (Jesús Tordesillas), un antiguo marino irlandés.
Shanti se enamora de Mary y se promete en matrimonio con ella, tomándola bajo su protección cuando su padre fallece, no sin que antes Shanti haya descubierto que en realidad se trata de su tío Juan de Aguirre que ha regresado ocultando su verdadera identidad.
El film está basado en la novela homónima de Pío Baroja, adaptada por el propio realizador, Arturo Ruiz Castillo, con diálogos del propio D. Pío. La adaptación no fue muy feliz a pesar de las buenas intenciones del director que, para mayor eficacia, realizó personalmente hasta los decorados y diseñó el vestuario. Entre la pobreza de medios, y la endeblez del guión, que no sabe sacar partido de la historia, se queda en un intento malogrado.
 Ni la fotografía de Manuel Berenguer ni la música del navarro Jesús García Leoz, que incluye algunas canciones populares vascas y andaluzas,  pudieron hacer mucho para paliar los errores de planteamiento.


El personaje de Shanti, como otros protagonistas de las novelas barojianas, es tenido por muchos como un trasunto del autor. D. Pío era un aventurero, pero un aventuro de sillón, que corre sus aventuras en la imaginación a través de sus escritos y sus lecturas y el protagonista es un hombre que vive con cierta infelicidad por no haber llevado una vida de aventuras como la de su tío. En una de las escenas del film, se ve a la madre de Shanti con un libro en sus manos, se trata de una novela de Walter Scott, una lectura nada casual. 
Las inquietudes de Shanti Andía está plagada de elementos y referencias familiares del propio Baroja, de sus antepasados del linaje de los Goñi y Alzate, que habían sido capitanes de altura, de la época de las grandes compañías de Cádiz a Ultramar, de manera que le sirve para poner en el papel la mitología familiar, principalmente a través del tío Juan que, según se cuenta en la película, había sido piloto en la línea de Cádiz a Manila. Sin contar con que, casualmente, Goñi es un pueblo que está en las estribaciones de la sierra de Andía (ambos en Navarra), y muchos de los objetos que aparecen en el libro y se ven en la película, son recuerdos que se guardan en la casa familiar de Azea: instrumentos de navegación, daguerrotipos, los famosos magotes articulados, las cajas chinas...
Toda la cacharrería del alma que aparece en los rincones de la novela, en la casa solariega de Aguirretxe, a la que pertenece Shanti Andía.


Jorge Mistral encarna, como solía crear otros papeles, al protagonista Shanti. Más convincente era el Juan de Aguirre de Manuel Luna, sin que nada pudiera hacer, tampoco, Josita Hernán para sacar adelante su Mary. En el extenso reparto hay un huequecito para el propio Pío Baroja que, al final de la película, aparece escuchando el relato que de su vida, hace el propio Shanti. A Baroja le vemos con esa imagen que se ha hecho típica en nuestro imaginario a la hora de evocarle: chaqueta, boina y bufanda. 
Las partes de más acción y atractivo de la novela, pierden garra en la película, pues las imágenes marineras están resueltas en decorado, con un par de tomas exteriores en las que se ve a los marinos desplegando velas y otras de la quilla del barco rompiendo las olas, que se repiten una y otra vez. Hay también unas escenas de un rescate de pescadores en las cercanías de Lúzaro, que incluyen planos lejanos de lanchas bogando y otros montados a base de transparencias, para un resultado, como casi todo en el film, que destila mucha voluntad y poco acierto. La película es la persecución de un sueño, por un hombre que hecha de menos otros tiempos que, curiosamente, él no ha vivido, el que los vivió fue el tío Juan, con una vida realmente de libro de aventuras, a bordo de un barco negrero (geniales los diálogos tomados literalmente de la novela, entre el médico y el capitán sobre el valor de los negros como mercancía), en una época en la que la vela aún dominaba los mares, una época perdida en la niebla del tiempo en que los marineros vascos eran conocidos en los siete mares, como los hombres recios que eran.




7 comentarios:

  1. Y que jóvenes que estaban aquí esa gente, y donde están ahora sus huesos. A muchos Jorge Mistral y Manuel Luna, les sonará a chino.

    Un abrazo Trecce y buen fin de semana.

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  2. Esa y otras novelas similares de Don Pío eran mi alimento de juventud en un país en que había censura y no se publicaba nada de Francia ni de Inglaterra. Baroja llamaba a sus personajes "hombres de acción " dado que defendía la teoría de los vascos en general lo eran.
    Pero sus novelas de aventuras como ésta contienen elementos históricos que nadie más que el propio Baroja supo rescatar, e incluso es el maestro de los conocimientos sobre la trata de negros, ya que los capitanes de muchos veleros eran vascos y hoy día las familias más adineradas de San Sebastián y Bilbao provienen de ascendientes que eran negreros. Y a los que Baroja cita con detalle.

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    1. También Baroja es uno de mis autores preferidos.
      De cualquier modo, la película no hace honor a la novela.

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  3. Se me ha olvidado decirte que su casona, en donde residía media año, en Vera de Bidasoa, se llamaba y se llama ITZEA.

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  4. ¡Que gran y entrañable novela!. La primera que leí de Baroja. Muy revelador el primer comentario de Tellagorri. Un saludo.

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