Publicado por primera vez en El Almanaque de Galicia, en 1866, es un relato muy breve en el que se ridiculiza a los emigrantes gallegos que fingen adaptarse perfectamente a las circunstancias y costumbres del lugar al que han ido a parar.
Cuando regresan a su tierra, lo hacen denostando lo local y alabando la tierra de la que regresan, aparentando que lo hacen para dejar algunos presentes a sus familiares, pero en realidad, van a quedarse.
Los presentes que llevan los han comprado en la última localidad grande de Galicia por la que han pasado antes de llegar a su aldea, aunque hacen ver que los traen de muy lejos y allá en el fondo del baúl, envuelto en papel, traen algo de dinero en forma de oro o plata, en cualquier caso, cantidades que apenas les darán para vivir una temporada antes de verse de nuevo envueltos en la misma vida que llevaron antaño.
Hombres que parecen avergonzarse de su condición de gallegos por equipararla a la de pobres. Productos de su propia incultura, tratan de soterrar su verdadera condición bajo la capa de aparentar la asimilación de una cultura que no es la suya y que, por desconocida para sus paisanos, pueden hacer pasar como superior.
Pues debe ser que todos los inmigrantes que se nos vienen lo leen según salen de sus terruños para no caer en el error.
ResponderEliminarA saber lo que dicen en su tierra los que regresan.
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