En tiempos de la ocupación británica de la India, la frontera noroeste era uno de los puntos más delicados, debido a la actitud belicosa de algunas de las tribus de la zona que hostigaban a las tropas coloniales de manera continúa, mientras otras mantenían relaciones amistosas con Gran Bretaña, en ocasiones por pura conveniencia, por lo que el equilibrio se hacía complicado y había que dejar a un lado las sospechas de posibles desafecciones para dejar paso a la labor de la diplomacia.
El 41 regimiento de Lanceros de Bengala, al mando del coronel Stone (Guy Standing), es el encargado de velar por los intereses de la metrópoli en la zona.
Hasta allí llegan dos nuevos oficiales, los tenientes Forsythe (Franchot Tone) y Stone (Richard Cromwell), hijo del coronel del regimiento a quien ha llamado uno de los oficiales para que se incorpore a la unidad de su padre, algo que este no recibe con agrado. El coronel es un hombre de rectos principios para el que el regimiento está por encima de todo y no desea para su hijo ningún tipo de privilegios.
Forsythe, Stone y el veterano teniente McGregor (Gary Cooper), formarán un trío inseparable.
En tanto, la situación en la frontera es más tensa cada vez ya que el cabecilla local Mohammed Khan (Douglass Dumbrille), está armando a sus hombres para levantarse contra los británicos.
A mí estas películas me traen recuerdos muy especiales, pues aunque sean de una época en la que no había nacido, recuerdo cuando ponían alguna de ellas en la tele, allá en mi lejana infancia y mi padre se sentaba a verla con nosotros comentando lo buena que era. Eran sus películas, las que le trasportaban a su juventud y de las que albergaba ese recuerdo agradable de aquellos años en los que iba al cine con sus amigos, las películas que le hicieron amar este maravilloso espectáculo y por ende transmitir aquel gusto por el cine a los que veníamos detrás.
La película está basada en una novela con tintes autobiográficos escrita por Francis Yeats-Brown, que había servido como oficial en el ejército colonial en la zona que retrata el film.
Una de las películas más logradas de su director, Henry Hathaway, con los caracteres de los personajes muy bien definidos y un buen ritmo narrativo que en el último tramo cobra mayor dinamismo y en el que se desarrollan los acontecimientos bélicos.
Salpicada con momentos de humor bien trabajados que hacen asomar la sonrisa del espectador, creo que las actuaciones están bastante conseguidas, incluso el poco expresivo Gary Cooper parece que aquí transmite más, como si estuviera disfrutando de su papel.
Tiene algunas escenas realmente espectaculares para la época en la que se rodó (recuerdo especialmente la escena de la cacería del jabalí) y contó con un inmenso despliegue de extras para las escenas del enfrentamiento entre las tropas británicas y los hombres de Mohammed Khan.
Se puede argüir, con razón seguramente, que son argumentos un tanto simplones, que defienden valores para algunos totalmente trasnochados, pero aquellos héroes que se movían guiados por sentimientos como el amor a la patria, la camaradería, el honor..., son los que dieron paso a esta especie de antihéroes que vemos en algunas películas actuales, conforman una etapa del camino sin la cual hoy no tendríamos el cine que tenemos.
La película abrió todo un sendero, el del cine de aventuras, del que hoy se ha convertido en un ejemplo clásico.
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