Don Eugenio de Zúñiga y Ponce de León, corregidor de una villa del sur de España, se enamora de la bella molinera Francisca y, para realizar el plan de seducción que había proyectado, hace que el alcalde de un pueblecillo inmediato mande comparecer ante él a Lucas, el molinero, con un falso pretexto. Sabiendo el corregidor que la molinera había quedado sola y que él disponía de toda la noche sin temor al buen Lucas, puesto que dio instrucciones al alcalde para que le entretuviera hasta la mañana, acude al molino. Al tratar de entrar por una puerta falsa, cae en el caz que proporciona agua para mover el molino.
La señá Frasquita, temiendo que se tratase de su marido, abre la puertecilla que da a la alcoba; mas, al ver al corregidor, huye para dirigirse en busca del molinero sin hacer caso del intruso. El corregidor, ayudado por Garduña, el alguacil, logra salir del caz, se desnuda, pone a secar la ropa ante el fuego y se mete en el lecho de los molineros.
Entre tanto, Lucas, al ver que el alcalde "no tenía nada que tratar con él hasta el día siguiente", entra en sospecha, y escapándose del pajar en que le albergan, llega al molino, ve la ropa del corregidor, mira al dormitorio por el ojo de la cerradura y percibe a aquel en su cama, sin poder distinguir si está acompañado.
Creyendo cierta su deshonra, y sin pensar más que en tomar venganza, se viste las ropas del corregidor y se mete en la casa de éste, diciendo para sí que "también es guapa la corregidora".
Alarcón toma como base de su novela, un relato popular conocido como el relato del Corregidor y la Molinera, que figuraba en los romances y cantares de ciegos y que, como indica el autor en su prefacio, pocos españoles de la época desconocían.
Con un estilo ameno y fluído, plagado de pasajes humorísticos y de ironía, Alarcón consigue una de sus mejores novelas que pervive a pesar de que el resto de su obra haya sido casi olvidada.
De manera humorística, el molinero se resarce de la encerrona que le prepararon y paga al corregidor con la misma moneda que este había preoparado.
ResponderEliminarAsí es, aunque Alarcón suaviza en su novela el desenlace.
EliminarEn aquella época los molineros tenían mala fama y eran acusados de engatusar y seducir a sus clientas. No deja de ser original que el que iba a ser engañado fuera el molinero.
ResponderEliminarY que ante la situación, en la que llevaba las de perder si salía por la tremenda, tomara la decisión que tomó.
Eliminar