Buck es un perro mestizo, cruce de pastor escocés por su madre y San Bernardo por su padre. Su vida es plácida en la hacienda del juez Miller, el el Valle de Santa Clara, al sur de San Diego.
Todo cambia en la vida de Buck cuando Manuel, un jardinero que trabaja para el juez, acuciado por las deudas de juego, roba el perro y lo vende a unos desconocidos que buscan perros para revenderlos, la fiebre del oro se ha desatado en Alaska y el mercado demanda gran cantidad de buenos ejemplares.
Pronto Buck conocerá la ley del garrote y el mordisco y deberá adaptarse a la nueva situación, aprender a lidiar con hombres de todo tipo, algunos verdaderos sádicos y con perros que competirán con él por ganarse el favor de sus amos.
En Alaska, aparte de mostrar sus habilidades y su singular inteligencia, Buck sentirá la ancestral llamada de lo salvaje, una fuerza que le arrastra hacia el bosque desconocido y profundo en busca de sus hermanos los lobos.
De nuevo, los abundantes detalles de la narración demuestran el buen conocimiento que Jack London tenía de Alaska y así quedan plasmados en esta entretenida y aleccionadora novela de aventuras en la que se expone la fina línea que separa lo civilizado de lo salvaje y que Buck descubrirá en su recorrido a través del frío paisaje ártico.
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