Estamos en el Turquestán del siglo XIX, Giah Agha , poderoso jefe de una tribu turcomana, está preparando el casamiento de su nieto preferido, el valiente y leal Hossein, con la bella Talmá, princesa de la tribu amiga de los sartos. Pero la ceremonia termina de manera trágica cuando un grupo de bandidos kirguizos, conocidos como aguilas de la estepa, secuestran a Talmá y huyen con ella.
El desesperado Hossein sale en su búsqueda, llevándo en su grupo, sin saberlo, al verdadero responsable del rapto.
La novela está planteada como una cacería, una persecución en la que los personajes van unos en pos de otros recorriendo el desierto de una lado a otro.
La acción es inagotable desde el principio y, de hecho, el libro arranca en medio de una persecución frenética, esto hace que las páginas de la novela pasen sin que uno se de cuenta.
Es cierto que los personajes son estereotipos (el héroe valiente y honesto, el pérfido traidor, el sirviente forzudo y fiel...), pero los personajes de Salgari no son occidentales disfrazados (como pasa en muchas aventuras de otros autores) sino nativos creíbles, con códigos culturales propios que resuelven situaciones de acuerdo con esos códigos.
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