lunes, 6 de agosto de 2012

UN DÍA EN NUEVA YORK

Tres marineros disponen de veinticuatro horas de permiso para tratar de divertirse en la ciudad de Nueva York. En este corto espacio de tiempo, Gabey (Gene Kelly) trata de conquistar a Miss Turnstales (traducido al español en la peli como miss torniquete, pero en realidad se refiere al torno que da acceso al metro), ella es una cantante y bailarina que actua como corista en Coney Island llamada Ivy Smith (Vera Ellen).
Sus compañeros de la marina, Chip (Frank Sinatra) y Ozzie (Jules Munshin), conocen a otras dos chicas, una taxista llamada Brunhilde “Hilde” Esterhazy (Betty Garrett) y una antropóloga cuyo nombre es Claire Huddeson (Ann Miller). Aunque de diferentes profesiones, todas ellas tienen en común unos refinados modales y una predisposición para intimar con personas del sexo masculino que acrediten un sello de caballerosidad y buenas maneras.


Película que marca un hito en el devenir del musical, por un lado, el debut de Stanley Donen y por otro y no menos importante, las cámaras salen a la calle. No abandonan el estudio, pues gran parte del film está rodado en el plató, pero es el primer intento serio de integrar escenarios reales en una película de este corte.


La Gran depresión y los horrores de la Guerra, han quedado atrás, el mundo de glamour de las clases altas que mostraban las pelis de Astaire como válvula de escape al espectador, es dejado atrás y toma el relevo la vida real de la gente de la calle. La historia es la de unas personas normales y corrientes, tres marineros y tres chicas que trabajan, o están acabando su preparación para entrar en el mundo laboral. Los personajes que representan pueden ser cualquier persona de las que pueblan las salas de cine y la sociedad que vemos en pantalla es reconocible en la época. Las mujeres, aunque aún responden en cierto modo al ideal de amante ama de casa, empiezan a entrar con pie firme en la vida en busca de la igualdad de condiciones con el hombre y eso también queda claro en el film, las tres chicas son gente sencilla, de pueblo, pero modernas, manejan sus propias vidas y sus ideas se contraponen a las de la generación de sus padres.


La acción es dinámica y el guión, aunque sencillo, sirve de base perfectamente a la historia que se nos desea contar, con unos buenos diálogos en los que no faltan referencias explícitas a esa mencionada igualdad de las mujeres, al sexo, al afán de superar el modo de pensar de la anterior generación... Y las coreografías y canciones, maravillosas, quizá no sean las mejores que hemos visto en una peli musical, pero están entre ellas y sobre todo la canción "New York, New York" es todo un clásico. Señalar que la dirección del film en esta faceta musical corresponde al propio Kelly y que la brillante y agradable partitura es de Leonard Bernstein.


La ciudad se convierte en un personaje más de este film, una especie de ballet ininterrumpido por el centro de Nueva York, que destila optimismo y buen humor por los cuatro costados y que se ve con auténtico placer.




6 comentarios:

  1. Trecce creo que ya te comenté que no me van mucho las película musicales, pero esta me gustó, creo que es muy entretenida y divertida.

    Saludos.

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  2. La música, los interpretes; es, con otras cuentas, las que me hicieron sentir fascinación por Nueva York desde niño. Ando un poco descolgado del ordenador. En verano apetece mirar "otras cosas"...

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    1. Te entiendo Manuel, yo también estoy algo descolgado de esto.

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  3. Está pelicula la habré visto en mi vida unas cuantas de veces y jamás se me ha ido de la cabeza como podían bailar con las txapelas (gorras)puestas en toda la coronilla, osease toda para atrás, jajaja,..No sé si has caído en el detalle, jajaja, pero es algo que siempre me ha llamado la atención.

    Por su puesto una gran película con buenos escenarios...en si fruto de un gran equipo que hicieron una película musical le prestará personalmente la atención, por que me pasa lo que a Rafa soy duro para las películas de musical...

    Saludos Trecce.

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    1. De hecho, en la coreografía que supuestamente tiene lugar en lo alto del Empire State, las chicas se ponen los gorritos de los tres marineros y están todo el baile sujetándolos a sus cabezas con la mano.

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