Steve Elliot (Red Skelton) es un compositor de cierto éxito que durante unas vacaciones pagadas por el empresario George Adams (Basil Rathbone) para que escriba unas canciones para su nuevo espectáculo, se enamora perdidamente de una profesora de un colegio de señoritas llamada Caroline Brooks (Esther Williams), con la que se casa.
Con objeto de separarle de su nueva esposa, durante la misma ceremonia de matrimonio, el empresario Adams, tiende una trampa a Elliot y hace aparecer a una falsa esposa y tres falsos hijos de éste. Caroline no quiere saber nada de su reciente matrimonio y vuelve al colegio donde trabajaba para iniciar el nuevo curso, a la vez que comienza los trámites para conseguir la nulidad de su matrimonio. En tanto, Elliot se esfuerza para reconquistar a su esposa y poner en claro la mentira en la que se ha visto envuelto. Entretanto, gracias a un resquicio en el reglamento del colegio en el que trabaja Caroline, se matricula como alumno a pesar de tratarse de un colegio sólo para señoritas.
Lo he pasado muy bien leyendo opiniones de simples aficionados sobre este film, la mayoría de ellos se rinden ante el film, lógico, porque a casi todos ellos les trae recuerdos de su infancia o juventud, o porque oyeron a sus padres hablar de esta peli. Y es que este es uno de esos films que hay que verlo con los ojos del corazón, porque de otro modo, la decepción puede estar garantizada, sobre todo si te lo planteas con cierto nivel de exigencia. El argumento es penoso, ridículo e, incluso, por momentos da un poquito de vergüenza, porque no es que sea infantil, es que resulta un auténtico despropósito.
Sin embargo, aquí sí que lo del argumento se lo pasaron por el arco del triunfo, porque lo que pretendían los productores era rentabilizar el tirón de una serie de figuras musicales del momento y, sobre todo, de Esther Williams, que aún vista ahora la peli, está guapísima y el bañador le queda que te corta el hipo. Red Skelton, hace el clown y algunas de las escenas son muy divertidas, sobre todo en la que está vestido de tutú en clase de ballet con el resto de las alumnas.
Otra cosa es el apartado musical, verdadero eje del film, con alguna de las orquestas más famosas del momento en el ambiente de las salas de fiesta de los EE.UU., comenzando por la de nuestro paisano Xavier Cugat, el catalán universal, más conocido aquí por venir a pasar las vacaciones con sus chihuhuas y por sus matrimonios y consiguientes divorcios; también la orquesta del trompetista Harry James o las actuaciones del barítono colombiano Carlos Ramírez, o de Lina Romay. Canciones que eran muy conocidas en el momento (algunas lo siguen siendo) y que sonaban en la radio siendo diaria compañía de nuestras madres o abuelas: El impagable”Bim Bam Boum”, de Cugat, cantado por Lina Romay; Alma Llanera (aquella de "Yo nací en una ribera del Arauca vibrador. Soy hermano de la espuma..."), el Tico Tico... Y las sensacionales escenas acuáticas del final, con una maravillosa coreografía y unos movimientos de cámara espectaculares y todo ello en 1944, sin tecnología digital, todo pura artesanía.
Película agradable y entrañable, con un alto valor nostálgico. A mí particularmente me recuerda a mis padres, que hablaban siempre de ella y no me extraña, porque ese mundo de fantasía y glamour, de fiestas y bailes era un sueño en aquella España de los 40, un sueño del que el cine, con su magia, te permitía ser protagonista durante unos instantes en los que te olvidabas de los sinsabores del día a día, algo de lo que ahora, que se avecinan tiempos bizantinos, se nos quiere privar a base de I.V.A.
Film para disfrutar de la belleza de lo añejo, con ese color tan genuino, esa manera de hacer, de interpretar, de cantar, bailar y tocar; contemplar los decorados, el vestuario y, por supuesto, a Esther Williams.
Pues eso, ahora nos resultan infantiloides y sin chicha, pero visual y musicalmente eran una delicia, no digamos cuando descubrimos el cine en color, una maravilla...
ResponderEliminarYo me estoy dedicando bastante a emular a E.Williams dentro de lo posible jeje, es donde mejor se puede estar con estos calores y la cochina prima...en fin.
Un saludo
Tienen un encanto especial y una forma de hacer que ahora ya no se ve.
EliminarLa recuerdo muy bien, y desde luego las coreografías de la nadadoras es sensacional, además se ven unos pedazos de cuerpo que para aquella época te quitaban el hipo.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
La película puede gustar más o menos, pero el que la ha visto no la olvida.
EliminarAmigo Rafa en todas las épocas se han llevado los pedazos de cuerpos. Yo los prefiero "completos". Es broma. Las coreógrafas de la natación sincronizada han mirado de reojo las pelis de Williams. La peli, ideal para el momento.
ResponderEliminarDe hecho, estos espectáculos son un antecedente de la "sincro" que entonces (y hasta muchos años después) no fue disciplina olímpica.
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