Moscú, a principios de los 80, en plena Guerra Fría. El coronel del KGB Sergueï Grigoriev (Emir Kusturica) se siente defraudado por el régimen de su país y se propone derrocar el sistema. Se pone en contacto con un joven ingeniero francés destacado en Moscú, de nombre Pierre Froment (Guillaume Canet). Las informaciones altamente confidenciales que éste le suministra no tardan en despertar el interés de los servicios secretos occidentales. La información le llega al propio Mitterrand quién decide alertar al presidente Reagan acerca de la existencia de una gigantesca red de espionaje con la que los soviéticos logran ponerse al corriente, hasta con el más mínimo detalle, de las investigaciones científicas, industriales y militares de los países occidentales. Los dos presidentes deciden entonces aprovechar los datos ultrasensibles que reciben de esa misteriosa fuente moscovita que los franceses han dado en llamar "Farewell". Pierre Froment, hombre sin complicaciones hasta entonces, se verá de pronto implicado en uno de los asuntos de espionaje más espectaculares del siglo XX. Asunto que sobrepasa su capacidad y que pone en juego su propia vida y la de toda su familia.
Interesante película francesa que intenta ver desde otra vertiente ese mundo del espionaje que fue fuente de inspiración para tantos buenos relatos y entretenidos films durante la época de la confrontación entre la URSS y los EE.UU.
Lejos de aquellos thrillers de acción estilo James Bond, tampoco se le puede comparar con otro tipo de historias que estarían más cercanas, como sería el caso de El tercer hombre, pues el argumento va tomando de aquí y de allá tratando, como comentábamos, de encontrar un enfoque original que, a mi juicio, no acaba de transmitir del todo al espectador, sobre todo en alguno de los aspectos tratados, como son las relaciones de los protagonistas con cada una de sus familias.
Lo que sí consigue es ofrecernos unos personajes tremendamente cercanos, estos no son superespías, ni tenemos mujeres fatales de por medio. Son gente normal y corriente, con miedos, problemas y preocupaciones como los que podamos tener cualquiera de nosotros. Entre los dos protagonistas se establece una relación que al espectador se le hace entrañable.
La recreación de la URSS de los años 80 está muy bien conseguida y las actuaciones están a un buen nivel. No sólo las de los dos protagonistas (curiosamente dos realizadores cinematográficos), sino también las de los secundarios. Es muy curiosa y resulta llamativa e incluso graciosa, la caricatura que hace de los dos mandatarios estatales, Mitterrand y Reagan.
Aunque la acción no se vuelve realmente vibrante hasta el tramo final, cuando los dos protagonistas son descubiertos, y hasta ese momento el film se toma todo el tiempo del mundo en presentarnos a los protagonistas y en ofrecernos una amplia semblanza de lo que son sus vidas familiares, en ningún instante se hace pesada o aburrida, logrando captar nuestro interés por ver qué es lo que va suceder y cómo se resolverá el asunto. Al final nos encontramos con un buen drama, una buena peli de acción, aunque esta sea sui generis y, sobre todo, con un mensaje final, claro, directo y escalofriante.
Para finalizar, comentar que El caso Farewell reconstruye el caso del ingeniero ruso Vladimir Vetrov. Conocido como el General Gregoriev dentro de la KGB en la Rusia de 1981, Vetrov decidió, decepcionado por el rumbo que había tomado el sistema comunista bajo Leónidas Breznev, contactar con un ingeniero francés que trabajaba para Thomson en Moscú y pasarle documentos, en su mayor parte en torno a Estados Unidos, con información relativa a la que sería la mayor operación de espionaje de la Guerra Fría. El presidente François Mitterrand verificaría personalmente los documentos suministrados por aquella fuente de Moscú, a la que el Servicio Secreto francés puso el nombre en clave de Farewell.
La película está interesante, aunque como bien dices hay algunos momentos que hasta te da tiempo de bostezar ya que peca un poco de falta de tensión.
ResponderEliminarUn abrazo Trecce.
De cualquier modo, yo creo que está bastante bien.
EliminarEs que Kusturica se atreve con todo. Si llega a ser yankee lo tendríamos a todas horas en la tele.
ResponderEliminarEs cierto que lo mismo dirige una peli, que toca con su banda.
EliminarAquí, yo creo que está bastante bien en su actuación. En cualquier caso fue elegido cuando les falló el actor ruso que iban a contratar
A mi me gustó.Impecable factura y una interpretación brillante de Kusturica.
ResponderEliminarMás flojo Guillaume Canet -marido de Marion Cotillard y ex de Diane Kruger-, en un papel que ofrece posibilidades amplias de lucimiento.
Es muy entretenida, Natalia.
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