Estamos en plena Guerra Fría y varios agentes británicos han muerto en Berlín. El agente Quiller (George Segal) es enviado para continuar la investigación. Pol (Alec Guinness) jefe de la inteligencia local, le informa que los agentes se encontraban tras la pista de una peligrosa célula neonazi. Pero los únicos datos que han dejado han sido un par de recortes de periódicos y el ticket de un gimnasio. Quiller comienza a indagar hasta toparse con la bella Inge Lindt (Senta Berger), una profesora que le pone en contacto con personas que saben donde se localiza dicha célula. Pero el agente es secuestrado por éstos y es sometido a un feroz interrogatorio por su líder, cuyo nombre clave es Oktober (Max von Sydow). Los neonazis desean encontrar el cuartel secreto de la inteligencia británica en Berlín para asaltarlo y apoderarse de información vital.
El guión, del aclamado escritor Harold Pinter (premio Nobel de literatura en 2005), se basa en una novela de Trevor Dudley Smith, quien bajo el seudónimo de Adam Hall la había publicado con el título de El memorándum de Berlín, que se convertiría en The Quiller memoramdum para los lectores estadounidenses.
La película cuenta con un reparto de cierto relumbrón (George Segal, Alec Guinness, Max von Sydow, Senta Berger, George Sanders...), pero a pesar de todo lo que nos promete con semejante elenco y semejante guionista, no se cumple ninguna de las expectativas que podamos albergar.
Algunas de las estrellas, hacen breves apariciones y en otros casos es como si el papel no tuviera demasiada conexión con el guión.
La película se queda en un quiero y no puedo, podrían haberla convertido en una especie de chanza sobre el mundo de los espías, pues la verdad es que George Segal no funciona como hombre de acción, parece encantado con la perspectiva de dejarse coger para que le torturen. Algunos de los diálogos podrían se tomados también como una caricatura de ese ambiente, pues los mandamases de Londres hablan de los espías en el mismo tono que de los ingredientes de la comida que están saboreando y de las muertes de los agentes, como de una parte más del engranaje del estado. Pero tampoco como comedia funciona.
Así que ni misterio, ni comedia, ni siquiera acción.
Hay escenas, como la del interrogatorio que parecen un performance bizarro sobre el mundo y la parafernalia neonazi.
El colmo del desatino es la escena final, que se presta a sembrar la inquietud en el espectador sobre quién es realmente el personaje de Senta Berger, la profe que se ha ligado el protagonista. Pues bien, el director, Michael Anderson, acaba de arruinar la peli convirtiendo lo que debería ser una sospecha (incluso una revelación) inquietante, en algo que pasa desapercibido por lo mal contado que está.
Una película prescindible, bajo mi punto de vista.
tiene buena pinta y a mi las tramas rebuscadas me gustan ...haber si la encuentro por ahí
ResponderEliminarun saludo amigo Trecce
por cierto me encantaría una biopsia de tu esplendida visión cinematografica sobre una pelicula
´´ fahrenheit 451``
creo que es bastante esclarecedora de nuestro actual modo de vida
La película, como el libro en el que se basa, es una denuncia del totalitarismo analfabetizador. Yo creo que hoy las cosas van por otro lado, por el lado de hacernos creer que sabemos, cuando en realidad, tanta información como tenemos, si está manipulada, nos está conduciendo al lugar donde ellos desean tenernos.
EliminarSiembra miedo y recogerás dividendos, parece que piensan algunas veces.
Unas de las películas que no me gusto mucho.
ResponderEliminarLo que más fue la interpretación de Segal, una interpretación que más de una vez me sacó una sonrisa. La trama no la vi tan brillante, más bien me aburrió un poco y quizás esperaba que fuera por lo menos entretenida. Pero como a gustos colores pues eso.
Saludos.
El casting de la peli, en general, deja bastante qué desear y Segal, en particular, no pega ni con cola.
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