Johnny Clay (Sterling Hayden) es un expresidiario con un plan para cometer un atraco perfecto, el objetivo es hacerse con dos millones de dólares en un robo en las oficinas del hipódromo en el cual, a priori, nadie sufrirá daño. Pero a pesar de toda su previsión, Clay y sus hombres han descuidado una cosa: George Peatty (Elisha Cook), un cajero del hipódromo que participará en el golpe, le cuenta los pormenores a su esposa, Sherry Peatty (Marie Windsor), una mujer hambrienta de dinero y traicionera que planea dar su propio pelotazo financiero... ¡Incluso si tiene que librarse de toda la banda de Clay para conseguirlo! Para ello, no duda en ponerse en contacto con su amante a fin de que este establezca un plan para hacerse con el dinero una vez en poder de los atracadores.
Lo más destacable del film es la maravillosa fotografía y las buenas labores de dirección y montaje, algo que cobra especial importancia (lo del montaje, digo) por la estructura de la película, rodada a base de saltos adelante y atrás, con escenas que se repiten desde diversas perspectivas, para ofrecernos el punto de vista de los distintos protagonistas. Algo que ahora se utiliza frecuentemente y que Kubrick ya dominaba hace 50 años.
El centro de la narración es el atraco, descrito de manera milimétrica y todo ello rematado por la ya mítica escena final en la que la fatalidad se cumple de una manera muy original que después ha sido imitada reiteradamente.
Esta puede ser considerada como la primera gran película de Stanley Kubrick, acogida en su momento de manera bastante fría y que ha sido revisada posteriormente por el renombre del director, de otra manera, es posible que no tuviera la fama que ha cobrado.
A pesar de que está bien rodada y de que tiene algunas escenas muy buenas, hay algunas cosas en las que se nota que el mítico realizador está aún comenzando.
Hay una escena, sobre todo, cuando la banda está esperando al jefe con el dinero, en la que aparecen súbitamente quienes van a robárselo a su vez, y en la que mueren todos excepto George, que está mal rodada, resuelta de cualquier modo, casi en plan chapuza.
Y lo del final, ya es de traca. Que un tipo que lo prepara todo al milímetro, meta todo el dinero en un maletón inmenso y pretenda que le dejen subir al avión como equipaje de mano un bulto tan grandísimo, peca de una falta de credibilidad que estropea buena parte de la tensión que se pretende crear en el tira y afloja con los empleados de la compañía.
Peli entretenida, con un ritmo trepidante, una construcción original, con dosis de suspense sabiamente salpicadas, y que, a pesar de lagunas como las indicadas y alguna otra, nos indica que aunque esté en sus comienzos, allí hay un realizador que está llamado a dejar su sello en la historia del cine.
No se por qué, me parece a mi que el atraco perfecto nos lo va hacer Rajoy. No había subida de impuestos, pero lo del IRPF les ha salido perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Trecce: a mi ni me suena la película y tampoco es que me atraiga mucho,la verdad.Lo mismo merece la pena pero...¿a la mujer se le dice que vas a atracar un banco? ¿qué no conocía su codicia o qué?. En fin, buenas noches y saludos
ResponderEliminarEso más bien ha sido un golpe bajo, José Luis.
ResponderEliminarTiene algunas cosas poco creíbles, Claudia, pero el ritmo del film está tan bien medido que te hace olvidarte de todo y centrarte en el atraco y en qué es lo que va salir mal, porque que va pasar algo raro, ya se sabe.
ResponderEliminarA mí me pareció entretenida y dura poco más de una hora.
Ese final "grotesco" es la respuesta kubrickiana ante la moral bienpensante impuesta. La censura le obliga a que Johnny sea atrapado, no salga con éxito del atraco. Son premeditadas esas casualidades increíbles la maleta no cierra, es enorme, la ironía del perrito de la señora gorda que cruzándose en la pista haga que se estrelle contra el suelo, sembrando de billetes la pista.
ResponderEliminarLa Legión Católica de la Decencia no hubiese acertado el final triunfante. Kubrick resalta la falsedad en esos guiños que él mismo llegó a esplicar ante la fría acogida.
Kubrick, se adhiere intelectualmente a su protagonista. Le gustaba acabar mal sus tragedias, como no puede, se rie de ese final bueno para la moral, malo para su idea.
Es mi venerado director. Por motivos que no vienen al caso, lo he estudiado en profundidad y solamente me faltó haberle realizado una entrevista con la que siempre soñé.
Cuando vi esta película en el festival de San Sebastian (1980)- proyectaron toda su obra hasta entonces- El resplandor-comprendí mejor su grandiosa obra posterior.
Magníficas las aclaraciones.
ResponderEliminarMe encanta la vehemencia en la defensa del admirado Kubrick.
Vaya!, por lo que dice Manuel es interesante ver este film,siendo Kubrick más.¿Has visto Trecce?, todo es saber,que te expliquen para valorar el tema de diferente manera. Gracias Manuel!
ResponderEliminarPerdonar lo de "llegó a esplicar" (Explicar) Explicatior ; no tiene otra explicación la falta garrafal que las prisas. La Legión Católica de la Decencia no hubiese ACEPTADO, no acertado. Pido disculpas por lanzarlo sin revisar. Lo siento. Un abrazo
ResponderEliminarGran película, mejor aún si la ves en compañía de un experto en cine.
ResponderEliminarGrande Manuel con ese comentario corrigiendo faltas, cualquiera se arriesga a equivocarse ahora...
Es que tener a Lolo Kubrick en este blog y poder aprender de sus conocimientos cinematográficos es un lujo impagable.
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