La biomimética o biomímesis (incluso ha recibido el nombre de biognosis o biónica) es, a grandes rasgos, un campo de la investigación que trata de imitar a los organismos (plantas, animales...), para lograr nuevos materiales y tecnologías.
Todos sabemos, por ejemplo, cuál es el fundamento del conocido Velcro.
Hoy hay muchas líneas de investigación basadas en esta idea, en la que la naturaleza pone el I+D y el hombre trata de que sea viable su fabricación y su uso.
Entre otras cosas, son conocidas las investigaciones fundamentadas en la tela de araña, para conseguir materiales resistentes y a la vez deformables. No en vano, la tensión de rotura (que mide la fuerza de ruptura dividida por la sección del hilo) del hilo que produce la Araneus gemmoides, puede alcanzar hasta 4.000 megapascales, mientras que para el acero y el kevlar 49 Dupont no supera los 3.000.
El ingeniero español Manuel Elices, del departamento de Ciencias de los Materiales de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid, nos propone el ejemplo de los caracoles: Hagánse la idea de que un caracol, por ejemplo, construye su caparazón, que es una suerte de hormigón natural, a base de elementos normales que encuentra en su camino. Para ello no necesita la cantidad de energía que el cemento industrial precisa.
Otros ejemplos de este tipo de investigaciones son la configuración microscópica de los ojos de una mosca fosilizada en ámbar de 45 millones de años de edad que sugirió al zoólogo Andrew Parker, del Museo de Historia Natural de Londres, el diseño de un panel solar surcado por estrías que aumentan la captación de luz en un 10% o la forma de los élitros de un escarabajo del desierto del Namib, adaptados para recolectar la humedad de la niebla, se tradujo en un material óptimo para la condensación. Y en un campo como es el de la cosmética, la disposición de las escamas de las mariposas contribuyó al lanzamiento de pintalabios con efecto brillo.
Los científicos de la Universidad Northwestern (EEUU) se fijaron en los expertos en el arte de agarrarse a la roca contra viento y marea: los mejillones. Estos segregan un compuesto químico de proteínas para lograr una firme sujeción. Los investigadores sumaron las estrategias del geco y el mejillón para crear el geckel, una cinta adhesiva para la que ya se vaticina un futuro brillante como sutura quirúrgica.
Y para acabar con los cientos de ejemplos sobre investigaciones en marcha basadas en imitar a la naturaleza, el de las hormigas nanotecnológicas. El fundamento es el de las hormigas exploradoras, que reconocen nuevos terrenos donde el resto de la comunidad pueda aprovisionarse, detectando si es una zona provista de posibles alimentos, la existencia de peligros, etc. Pero es que estas hormigas tienen un modo de comunicarse, de tal manera que nunca pasa una hormiga por una zona que ya ha sido reconocida por otra, consiguiendo un alto grado de eficiencia.
Así, los robots creados por el hombre a semejanza de estos insectos, se comunican por infrarrojos, para no recorrer zonas ya inspeccionadas por otro robot, al tiempo que recojen una serie de datos del terreno, recopilando detalles detalles topográficos, climáticos, geológicos, geográficos y de toda índole.
Había (o hay, que no sé cómo está el asunto) un proyecto para explorar Marte con estos robots, a fin de que cuando el hombre llegue allí, sepa, con todo lujo de detalles, el terreno que pisa.
Todos estos son ejemplos de lo que podríamos llamar biomimética ingenieril, sin embargo existe un concepto más amplio de la biomímesis, del que quizá hable algún día, cuando tenga tiempo y ganas, que se fija no sólo en estos detalles, sino en lo que podríamos llamar biomimética ecológica, que busca ser más eficiente en todo aquello que relaciona al ser humano con la conservación del planeta.
La naturaleza es sabia, al fin y al cabo, como dijo el biólogo Frederic Vester, es la única empresa que no ha quebrado en 4.000 millones de años.
Me ha encantado tu entrada, el tema me interesa mucho y lo has expuesto de una forma tan abreviada y amena que da gusto...
ResponderEliminarMe gusta esa idea final, la de "biomimética", que intuyo por lo que dices, es relacionarse mejor con la naturaleza... (Ya sabes que soy bastante pesimista en cuanto al ser humano...)
Quizá sea porque ya nos estamos dando cuenta de que "o cambiamos, o nos extinguimos".
Espero tu nueva entrada con avidez.
Un abrazo.
Básicamente, el concepto amplio de biomimética consiste en imitar el comportamiento de la naturaleza en general y no sólo de aquello que nos interesa.
ResponderEliminarLa naturaleza produce de forma circular, todo lo que fabrica lo consume y lo recicla, volviendo al punto de partida y cerrando el círculo.
El ser humano produce de forma lineal y ya conocemos los resultados, no todo lo que producimos tiene un fin claro, definido y conocido, no tengo que detallar la cantidad de residuos y las consecuencias de ciertas actuaciones que estamos dejando como herencia a nuestros hijos y que durarán para varias generaciones, mientras nosotros sólo sacamos lo bueno. Eso sin contar con que algunas de estas actuaciones, no se sabe muy bien las consecuencias que van a tener a medio y largo plazo.
Gracias!!!
ResponderEliminarOyéndote hablar me siento un poquito menos pesimista, que ya es.
Un abrazo y buen verano!
Pues no dejes de estar pesimista, porque cuando a la gente, le habla de aplicar las habilidades de algunos bichejos para ayudarnos en nuestra vida diaria, lo ven de maravilla, pero cuando les dices que no debemos producir más de lo que somos capaces de reciclar o que no debemos dejar basuras contaminantes, ya no lo entienden tan bien.
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