La noticia es sabida, archicomentada en blogs y foros e incluso, dado el ritmo frenético que llevamos, ya es antigua: El ministro alemán de defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, presentó su dimisión tras recibir acusaciones de haber plagiado su tesis doctoral.
Sólo voy a hacer un par de reflexiones.
La primera es sobre el asunto del título universitario, al que en ocasiones se le da más importancia de la que tiene. Es más, por sí mismo, tampoco tiene demasiada, al menos desde mi óptica personal. A veces se le da una extrema importancia al asunto y se acusa a ministros y otros miembros de la fauna política de no tener estudios universitarios, como si no tuviéramos casos palpables de ineptos absolutos que tienen su título correspondiente, son nombrados ministros y nadie se explica cómo fueron capaces de llegar a completar una licenciatura, mientras la impresión que nos ofrecen es la de no saber hacer la o con un canuto.
Bueno, en realidad tiene su razón de ser. El título, como digo, no significa nada por sí mismo, pero la sociedad como tal y cada uno de nosotros de forma individual, al serle presentada una persona que tiene estudios superiores, la primera impresión que tiene es que, al menos durante un tiempo, el que se corresponde con su etapa universitaria, aquel hombre o aquella mujer, ha estado estudiando, trabajando como estudiante y que su esfuerzo ha sido suficiente como para ser reconocido por medio de un título, para cuya obtención ha tenido que demostrar que tiene unos conocimientos determinados, llegados a adquirir, precisamente, mediante el esfuerzo y el trabajo personales.
Ese y no otro es el verdadero valor del título, quien no lo tiene, no es, en principio, más o menos válido que aquel, pero la sociedad le reclama que demuestre mediante los hechos su valía, cosa que le reconoce al titulado por adelantado, hasta que nos demuestre lo contrario.
Segunda cuestión, es el hecho en sí y la dimisión posterior.
Sobre eso ya se ha hablado mucho y se han hecho las oportunas valoraciones comparándolas con este país nuestro y en las que, prácticamente, todos coincidimos.
Nosotros que hemos tenido que soportar a Luis Roldán, para vergüenza de la Guardia Civil, a quienes por robarles les robó hasta el dinero del Colegio de Huérfanos y que también mintió en cuanto a sus títulos académicos.
Es cierto que el alemán este, se ha agarrado al sillón y el partido del gobierno con la ínclita Merkel a la cabeza ha tratado por todos los medios de mantenerle en el cargo pero, al final, la presión ha podido y le han dado el portazo disfrazado de dimisión.
Aquí, para que alguien se marche, pues ya se sabe... Para qué hablar si muchas veces son los propios medios, los del pesebre, los del mantenella y no enmendalla.
Sólo voy a hacer un par de reflexiones.
La primera es sobre el asunto del título universitario, al que en ocasiones se le da más importancia de la que tiene. Es más, por sí mismo, tampoco tiene demasiada, al menos desde mi óptica personal. A veces se le da una extrema importancia al asunto y se acusa a ministros y otros miembros de la fauna política de no tener estudios universitarios, como si no tuviéramos casos palpables de ineptos absolutos que tienen su título correspondiente, son nombrados ministros y nadie se explica cómo fueron capaces de llegar a completar una licenciatura, mientras la impresión que nos ofrecen es la de no saber hacer la o con un canuto.
Bueno, en realidad tiene su razón de ser. El título, como digo, no significa nada por sí mismo, pero la sociedad como tal y cada uno de nosotros de forma individual, al serle presentada una persona que tiene estudios superiores, la primera impresión que tiene es que, al menos durante un tiempo, el que se corresponde con su etapa universitaria, aquel hombre o aquella mujer, ha estado estudiando, trabajando como estudiante y que su esfuerzo ha sido suficiente como para ser reconocido por medio de un título, para cuya obtención ha tenido que demostrar que tiene unos conocimientos determinados, llegados a adquirir, precisamente, mediante el esfuerzo y el trabajo personales.
Ese y no otro es el verdadero valor del título, quien no lo tiene, no es, en principio, más o menos válido que aquel, pero la sociedad le reclama que demuestre mediante los hechos su valía, cosa que le reconoce al titulado por adelantado, hasta que nos demuestre lo contrario.
Segunda cuestión, es el hecho en sí y la dimisión posterior.
Sobre eso ya se ha hablado mucho y se han hecho las oportunas valoraciones comparándolas con este país nuestro y en las que, prácticamente, todos coincidimos.
Nosotros que hemos tenido que soportar a Luis Roldán, para vergüenza de la Guardia Civil, a quienes por robarles les robó hasta el dinero del Colegio de Huérfanos y que también mintió en cuanto a sus títulos académicos.
Es cierto que el alemán este, se ha agarrado al sillón y el partido del gobierno con la ínclita Merkel a la cabeza ha tratado por todos los medios de mantenerle en el cargo pero, al final, la presión ha podido y le han dado el portazo disfrazado de dimisión.
Aquí, para que alguien se marche, pues ya se sabe... Para qué hablar si muchas veces son los propios medios, los del pesebre, los del mantenella y no enmendalla.
Si a los políticos de aquí les pidieran títulos, lo mismo nos llevábamos mas de una sorpresa y alguno se quedaba en bragas. Los que no tiene nada como la Pajín ya lo sabemos. Pero a mí lo que me gustaría saber es aquellos que dicen tener y nos engañan. Saludos.
ResponderEliminarEs cierto, Rafa, tal vez nos lleváramos alguna sorpresa.
ResponderEliminarMuchos de los que llevan en la política hace 30 años como los nuevos de ahora que no han abierto un puñetero libro en sus vidas porque no les ha hecho falta y tenemos el resultado mafiocracia de la Casta y me refiero al sistema y político de España.
ResponderEliminarLo de este hombre es la punta del iceberg de lo que hay en Europa, sobre todo en nuestro país.
Saludos cordiales.
Aquí el verbo "dimitir" no se conjuga..saludos.
ResponderEliminarE.P.: Sin duda, los méritos que buscan los partidos para sus líderes, son otros.
ResponderEliminarY si se conjuga, siempre es en segunda persona, Maribel.
ResponderEliminar¿Dimitir en España? De eso ni hablar, que aquí no se lleva. Que razón tenia el que patentó la expresión "Spanish is different"
ResponderEliminarSaludos cordiales
Es penoso, José Luis, realmente lamentable.
ResponderEliminarEsa es la diferenia entre una democracia consolidada y una opereta bufa, como es España.
ResponderEliminar¿Alguien se imagina un escándalo como el de los EREs en Andalucia - donde se han repartido 700 millones-,en Alemania?.Pues no.
Y menos aún que no dimita nadie;ni Chaves,ni Griñán, ni el todopoderoso muñidor Zarrias.
Decia Indro Montanelli "que la esencia de una democracia está en que sus políticos admitan sus responsabilidades".
Pues ya veis...
Natalia, aquí la esencia huele a estiercol.
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