lunes, 28 de junio de 2010

LA MUCHACHA DE LONDRES

Cuando pensaba que estaba viendo otra peli muda del maestro, comenzaron a hablar, y la impresión que me dio fue que estaba asistiendo al nacimiento del cine sonoro. Resulta que era así, yo no lo sabía, pero después he leído que cuando la película ya estaba en marcha (no me refiero al rodaje en sí, porque no sé en qué momento sucedió), la British International Pictures, encargó precísamente a Hitchcock que insertara algunos fragmentos sonoros en la misma. Las primeras escenas son cine mudo de manual: La cámara enfocando las notas que se pasan los agentes para que el espectador pueda leerlas, movimiento de labios sin que las palabras se oigan, etc. De repente, como por ensalmo, los actores empiezan a hablar, cuando ya llevamos varias escenas del film.
La estética del cine mudo sigue estando presente en las sobreactuaciones de los actores, pero algo ha cambiado y de ese algo, el director va a sacar también su provecho.
El título original es "Blackmail" y su traducción literal sería "Chantaje", yo creo que bastante más adecuado que el que se buscó, porque de eso va buena parte de la peli.
Ya encontramos en el film todos, o al menos buena parte, de los elementos que van a caracterizar el cine hitchcodiano, aunque todavía siga su periodo de experimentación, se ve que quien será llamado el mago del suspense, ya es un aventajadísimo aprendiz, aún con lagunas, con algunos balbuceos, sin llevar el suspense a los extremos a los que más tarde conseguiría acercarse, pero ya es el Hitchcock que va en imparable carrera hacia la meta de ser un grande entre grandes.
Al igual que en el apartado púramente cinematográfico, también en otros aspectos vemos ya al Hitchcock que viene, por ejemplo, en esta película ya están algunos de los elementos más carasterísticos de "su" Londres: El Big Ben, Trafalgar Square y, sobre todo, el British Museum, con la escena de la persecución por la cúpula del mismo que acaba en tragedia.


Y aquí, en la persecución, retomo los aspectos más cinematográficos. Ya empieza con esas maravillosas persecuciones en lugares emblemáticos, bien por su fama paisajística o arquitectónica, o por sus dificultades, o por ambas cosas, enseñando a las generaciones venideras qué es aquello que después se llamará thiller.
Qué decir de eso que los técnicos y buenos aficionados conocen como "fuera cámara", algunos de ellos ya son magníficos y nos relatan más que cualquier plano explícito.
Igualmente vemos, ya largamente representados, los detalles pseudoeróticos de algunas de sus películas, los fetichismos, la socarronería que impregna su cine.


Quiero citar una secuencia que a mí me encantó y que no he visto citada por ahí y es aquella en la que la prota (por cierto, buena interpretación de Anny Ondra), sube al piso de su amigo pintor y se nos muestra toda la ascensión de ellos escalera arriba hasta el el tercer piso, con una toma lateral ascendente a lo largo de la cual los pies de ambos van recorriendo escalón por escalón.
Alguna parte de la película se hace un tanto aburrida, como la dedicada al chantaje, un tanto lenta y sin que logre sacarle demasiado partido, muchos planos para poca chicha.
Por lo demás, Hitch ya está aquí.




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