Baja bastante el listón respecto a la primera película de la serie, tras la cual el poli justiciero fue tachado de fascista, asesino sin escrúpulos y otras lindezas por el estilo, así que decidieron convertirlo en alguien que a su vez persigue a un grupo de policías que se dedican a matar proxenetas, traficantes y mafiosos. Con esto no consiguen sino desvirtuar las propias esencias del personaje, dejándolo un tanto descafeinado.
En el film, hay una serie de secundarios que tendrían su rinconcito de fama en la tele: David Soul, (Starsky y Hutch), Robert Urich, (Los hombres de Harrelson), o Mitchell Ryan, (El Equipo A, El increíble Hulk).
La frase que el detective Callahan repite una y otra vez a lo largo del film, parece ser que fue una aportación del propio Eastwood: Un hombre debe conocer sus limitaciones.
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