Delphine y Solange Garnier son dos hermanas que viven en Rochefort. Delphine (Catherine Deneuve) es profesora de baile y Solange (Françoise Dorléac) compone y enseña piano. Maxence (Jacques Perrin), poeta y pintor, está haciendo su servicio militar, Simon Dame (Michel Piccoli) es el dueño de una tienda de música que dejó París hace un mes para regresar al lugar donde se enamoró hace 10 años y su amigo Andy Miller (Gene Kelly), que le visita tras diez años sin verse, se ha convertido en un artista de éxito recién llegado de América para una gira por Europa. Todos ellos buscan el amor sin ser conscientes de que su pareja ideal está muy cerca.
Según el realizador y guionista del film Jacques Demy, el escenario es mucho menos importante que el sentimiento de euforia de esta película que es todo un homenaje a los grandes musicales de la época dorada de Hollywood y en la que Damien Chazelle reconoce una inspiración clave para su película de 2016 La ciudad de las estrellas (La La Land).
Entre otras curiosidades que la hacen diferente de los musicales al uso, en los que en medio de la narración, de repente aparece súbitamente una canción, una coreografía o ambas a un tiempo, Demy, en su búsqueda de originalidad, a menudo coloca atrevidamente en la pantalla números narrativos y musicales simultáneamente, mezclándolos de diversas maneras y en diferentes proporciones. Una de las estrellas puede estar caminando por la calle, por ejemplo, pero los peatones a su alrededor de repente están bailando y ella entra y sale momentáneamente de su coreografía.
La película sigue la estela de aquellos grandes musicales de Hollywood (sobre todo de los 50), con una historia edulcorada y pastelosa, ambientada en un mundo ideal, en el que los hechos cotidianos rezuman felicidad y optimismo, sensación a la que contribuye no poco el colorido con que se adorna.
Demy demuestra que ha estudiado muy bien el cine en que se inspira, con buenas tomas y encuadres y algunos planos cenitales que realzan las coreografías.
No es una gran película, pero es un buen film y un aceptable musical.
No pongo en duda la afirmación de Damien Chazelle, puesto que "La La Land" se parece mucho al film de Demy, quien, a su vez, homenajeaba a los musicales americanos de los cincuenta.
ResponderEliminarEn efecto, se parecen en algunas cosas.
Eliminar¡Uf! Eso de que "no es una gran película" me ha dolido. En cualquier caso, y como ya sucedía en "Los paraguas de Cherburgo", la portentosa banda sonora de Michel Legrand se lleva buena parte del protagonismo.
ResponderEliminarSí, quizá me he pasado un poco.
EliminarA mi me encanto verla.
ResponderEliminarAbrazos.
A mi también.
EliminarEl prestigio que le dio LOLA y la gran acogida obtenida por LOS PARAGUAS DE CHERBURGO permitió a Jacques Demy afrontar un nuevo musical, esta vez con un generoso presupuesto y un reparto de lujo. Con LAS SEÑORITAS DE ROCHEFORT estamos ante un rendido homenaje al musical clásico americano (incluyendo en el reparto al mismísimo Gene Kelly) diseñado, eso sí, con los románticos “ingredientes Demy” que ya configuraban sus dos mencionados trabajos anteriores: el amor buscado, la nostalgia de lo perdido, el caprichoso azar... Todo ello envuelto en una seductora estética de colores pastel combinados con el "savoir faire" de un George Cukor y una grácil cámara muy consciente de que estaba filmando un musical. Las hermanas Deneuve y Dorléac, maravillosas.
ResponderEliminarNota triste: Françoise Dorléac murió en un trágico accidente tras el rodaje de esta película.
En efecto, la hermana, tanto esta película como en la vida real de Catherine Deneuve, perdió la vida en un trágico accidente en los alrededores de Niza.
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