lunes, 8 de enero de 2024

SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS

 


El barco San Luis hace escala en el puerto de Barranca para entregar sacas de correo y cargar plátanos, en él viaja la cantante de cabaret Bonnie Lee (Jean Arthur) que abandona el barco durante unas horas para darse un paseo por la zona. Conoce a un grupo de aviadores estadounidenses que trabajan para un holandés de buen corazón, propietario de un hotel destartalado, pero también de la pequeña compañía de correo aéreo Barranca Airways, dirigida por el experimentado aviador Geoff Carter (Cary Grant). La única forma de salir volando de Barranca es a través de un paso profundo a 14.000 pies sobre el suelo. Como el tiempo suele ser tormentoso y con niebla, los vuelos son extremadamente difíciles y varios tripulantes ya han perdido la vida. Bonnie se enamora de Geoff, quien le recuerda a su padre, un trapecista que trabajaba sin red de seguridad. Decide abandonar el barco y quedarse en el hotel. Pero Geoff tiene miedo a comprometerse con una mujer y que esta le empuje a abandonar su arriesgado estilo de vida. La situación se agrava cuando aparece un nuevo aviador, Bat MacPherson (Richard Barthelmess), con su esposa Judy (Rita Hayworth). Bat es considerado por sus compañeros responsable de la muerte de su joven copiloto al saltar en paracaídas de un avión y dejarle abandonado, además Judy fue una vez la novia de Geoff, a quien dejó porque ella intentó impedirle realizar vuelos peligrosos.


Howard Hawks fue el gran cronista de las gestas del aire con unos films que nacieron por los mismos años en que se establecían las líneas pioneras del correo aéreo, las primeras rutas comerciales regulares y los récords de vuelos transatlánticos.


Aunque desde 1928 Hawks dirigió media docena de películas ambientadas en el mundo de la aviación, los méritos de todos estos films fueron eclipsados por el inmenso éxito de Only Angels Have Wings (1939), en donde reunió en el reparto a Cary Grant, Jean Arthur, Richard Barthelmess y Rita Hayworth, cuando esta era sólo una promesa. 
Nuevamente se inspira en los quehaceres profesionales de los pilotos de una pequeña compañía comercial que opera en América Latina, no para cantar el triunfo de la máquina, sino para mostrar la arriesgada peripecia de los hombres, entendiendo por peripecia y por riesgo no sólo el que ofrecen los orgullosos picos andinos del cóndor que se estrella contra el vidrio delantero del avión, sino también el encarnado por la mujer, que para Hawks es una permanente amenaza terrestre, elemento humano de contraste con sus héroes masculinos. 
Hay una historia romántica paralela que tampoco interfiere demasiado en el espíritu aventurero de la película, aunque sí da pie a una ingeniosa escena final. El film es, por otra parte, un canto a la amistad y a los valores solidarios de estas personas embarcadas en un mundo de peligros sin cuento, jugándose la vida en cada envite y capaces de perdonar a quienes les fallaron cuando demuestran que se lo merecen y de pedir perdón al compañero. 
Esta visto que estos grandes cineastas de hace casi un siglo, con un sencillo argumento, eran capaces de montar una historia que llega al corazón del espectador y consigue hacerle participe de la esforzada vida de unos personajes que llevan la aventura grabada en el alma.




3 comentarios:

  1. Lo que siempre me ha encantado de esta película es ver a Cary Grant con sombrero cordobés.

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    1. La verdad es que tiene un personaje que sale de los habituales que interpretaba, incluyendo el vestuario.

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  2. Hola Trecce!
    Una de esas películas que siempre apetece volver a ver.
    Saludos!

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