EN LO MÁS CRUDO DEL CRUDO INVIERNO

 

Joe Harper (Michael Maloney) es un actor en paro en el que sólo parece confiar su agente Margaretta D'Arcy (Joan Collins). Contra el parecer de ésta, Joe, mientras espera para ver si le ofrecen un papel en una gran producción de ciencia ficción, decide montar una representación teatral navideña de "Hamlet", su obra favorita. Harper montará la obra a cambio de participar en las ganancias, es decir, probablemente no ganará nada y tendrá a su órdenes unos actores bastante mediocres, con solo tres semanas para preparar la obra, toda una aventura. Pero aunque todos traen consigo sus propios problemas y debilidades, algo más grande comienza a surgir en el pueblo de Hope (Esperanza en castellano).

Lo de Kenneth Branagh por Shakespeare es algo más que simple admiración y en este film rinde tributo al genio inglés y a la obra que más admira, ese Hamlet que el propio Branagh llevaría a la pantalla un año después.

Pero la película trasciende este amor del realizador británico por su paisano, para convertirse en un sentido homenaje al teatro y a quienes se dedican a él, en ocasiones, como ocurre en la película, sacrificando una vida más cómoda por cumplir su sueño cuando no logran alcanzar grandes éxitos en su carrera, pero siguen porfiando en hacer aquello que les gusta. 

Una comedia a veces triste, en ocasiones divertida y siempre entrañable, sobre este mundo de las tablas y la gran familia que a él se dedica en los circuitos secundarios lejos del brillo y el oropel de las grandes producciones.