Zeke Brown (Richard Pryor), Jerry Bartowski (Harvey Keitel) y Smokey James (Yaphet Kotto), son tres obreros de la industria del automóvil de Detroit, que deciden atracar la sede de su sindicato. Pero en la caja fuerte, en lugar de dinero, encuentran documentos comprometedores para la organización que ponen al descubierto préstamos ilegales y sus vínculos con el crimen organizado. El sindicato no dudará en usar todo su poder para recuperarlos y, además, acusa a los ladrones de haberse llevado mucho más dinero de la ridícula cantidad que había en la caja.
El director y co-guionista del film, Paul Schrader (autor, entre otros, del guión de Taxi Driver), decía que no había pretendido hacer una película de izquierdas, ni convertir el relato en algo con tintes políticos concretos, sino un producto de entretenimiento y que le pareció un acto maravilloso de desprecio que unos tipos roben a su sindicato, atracando a la organización que se supone debe ayudarlos.
Fuera o no esa la intención de Schrader, lo cierto es que la película tiene bastante del llamado cine social y las imágenes de inicio, son todo un documental del interior de la fábrica de automóviles y los trabajos que en ella se desarrollan, cuando los coches eran de chapa, como me dijo una buena amiga.
Al principio la narración tiene un cierto tono humorístico, pero aunque algunos diálogos nos hagan sonreír, ya contienen verdaderas cargas de profundidad contra el sistema, algo que se va adueñando de toda la situación a medida que el aire de comedia va desapareciendo, para convertirse en toda una crítica sin paliativos al sueño americano y al sistema productivo imperante aún en los setenta, en que los sindicatos se convertían en parte del engranaje para mantener sujetos a los trabajadores, con alguna concesión, incluso llamativa, de vez en cuando, pero muchos paños calientes para que nadie se desmadrara y a los más combativos, pues patada hacia arriba y a convencerles para que ocuparan cargos en la dirección y se olvidaran de demandas incómodas.
Mensaje absolutamente pesimista y descorazonador, con un trío protagonista que lleva a cabo un gran trabajo en esta película que no descubre nada que no sepamos, pero que aporta su granito de arena mediante este drama social, una crítica a las nuevas formas de esclavitud que podría resumirse en una de las frases que oímos: Enfrentan a blancos contra negros, a jóvenes contra viejos, para que no abandonemos la cadena.
La vi hace bastante tiempo. Me quedó que aunque participara Richard Pryor, no es ni mucho menos una comedia, sino una película de crítica social.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto, los toques cómicos los tiene al principio del film, pero desaparecen y se convierte en una película de denuncia social sobre los métodos laborales de las grandes empresas y la actitud complaciente de los sindicatos.
EliminarPrecisamente de Schrader tenemos ahora mismo en cartelera su última película: "El maestro jardinero".
ResponderEliminarEn efecto.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarMe encanta esta película, no se la suele mencionar. Anda que no sueltan tacos además del tan polémico "nigger"... Por cierto, tremendo ese momento cuando se montan la fiesta de sexo y drogas, creo que jamás he visto nada parecido a ese arrastrarse por la alfombra blanca en la posición de marras...
Saludos!
Tiene muy buenos momentos.
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