Terry Dunn es un sacerdote, digamos, peculiar. Actualmente ejerce de misionero en Ruanda, a donde llegó para ayudar en la parroquia que regenta su anciano tío, que fallece al poco tiempo. Mientras está consagrando en su primera misa, un grupo de hutus borrachos y llenos de odio, entran en la iglesia y la emprenden a machetazos con los tutsi que se habían refugiado en ella, incluyendo mujeres y niños.
Tras cinco años de ejercer su ministerio a su manera, diciendo misa de vez en cuando y confesando ocasionalmente, regresa a Detroit, su ciudad natal, algo que hacen habitualmente los misioneros, para descansar unos días y reencontrase con su familia, solo que Terry tiene pendiente una entrevista con el fiscal debido a un asunto relacionado con el contrabando de cigarrillos, por el que sus dos compañeros de fechorías acabaron en presidio.
Allí conocerá a Debbie Dewey, que acaba de cumplir una condena de tres años por atropellar delibradamente a su antigua pareja que la timó más de cincuenta mil dólares.
Conoceremos, como ya sospechábamos, que Terry, en realidad, no es sacerdote y que su precipitada marcha a Ruanda tuvo que ver con su turbio pasado. Ahora, con la ayuda de Debbie, quiere recaudar dinero para los huérfanos de su parroquia, para ello, no duda en ponerse en contacto con mafiosos dispuestos a colaborar.
Más allá de la historia de esta peculiar pareja de vividores en los que no se puede, ni se debe confiar, pues son capaces de engañar a su propia madre si de ello sacan provecho, el estadounidense Elmore Leonard, considerado uno de los maestros de la novela negra (autor de títulos como Rum Punch, en la que se basa la película de Tarantino Jackie Brown), nos acerca un original relato en el que aprovecha para satirizar a los pequeños capos de la mafía y a esos matones que les rodean, de pocas entendederas, pero siempre dispuestos a cumplir las órdenes y a apretar el gatillo cuando sea menester.
Una novela en la que la intriga se da la mano con el humor (casi siempre negro, por supuesto), en una hábil mezcla en la que seguiremos las andanzas de estos dos sinvergüenzas que, a pesar de todo, nos acaban cayendo bien, y que no paran en mientes para conseguir sus objetivos hasta el punto de utilizarse y engañarse mutuamente y cuyos escarceos con la mafía les pueden acarrear consecuencias indeseadas.
Hola Trecce!
ResponderEliminarDesconocía que fuese la base de la película de Tarantino. Al hilo de esta interesante novela que nos traes, estaba pensando en la gran cantidad de material y guiones desaprovechados que duermen el sueño de los justos mientras todo parece indicar que no tardaran mucho en recurrir (seguro que ya hay algún proyecto en marcha...) a la tan comentada "inteligencia artificial" para escribir nuevos guiones.
Saludos!
Veremos los resultados.
EliminarLo que vendría a ser picaresca moderna, vamos.
ResponderEliminarPues sí, los pícaros se adaptan a los tiempos.
Eliminar