Jake Geismar (George Clooney), un corresponsal de guerra norteamericano, vuelve a Berlín, donde había trabajado antes de la guerra, para informar sobre la Conferencia de Postdam, que reunirá a Truman, Churchill y Stalin. Al mismo tiempo, se ve envuelto en un turbulento asunto por intentar ayudar a Lena Brandt (Cate Blanchett), una antigua amante, cuyo marido es buscado tanto por los americanos como por los rusos. Lena sobrevive ahora vendiendo su cuerpo y Jake descubre que el chófer que le han asignado, el cabo Tully (Tobey Maguire), un tipo sádico, es el "protector" de Lena.
Cuando el cuerpo de Tully, asesinado, aparece en Potsdam (dentro del sector ruso), Jake parece ser el único interesado en resolver el crimen: el personal estadounidense está ocupado localizando nazis para llevarlos a juicio, mientras los rusos y los propios estadounidenses están buscando científicos aeroespaciales alemanes para llevárselos a trabajar en proyectos de armamento y aeroespaciales a sus países respectivos, y Lena tiene sus propios secretos.
Ambientada en 1945, cuando se ha firmado el armisticio en Europa pero aún sigue la batalla en el Pacífico, la película adapta una novela de Joseph Kanon.
A Jake Geismar, el ejército le ha concedido una especie de grado de oficial honorífico, por eso se le ve vistiendo el uniforme de capitán.
Steven Soderbergh decide llevar a cabo una especie de experimento y, no solo rueda en blanco y negro, sino que acude a recursos técnicos que hagan de su film lo más parecido a una película rodada en 1945, sin lentes de zoom, ni micrófonos inalábricos, con iluminación incandescente, etc.
Muy bien ambientada, intercalando algunas imágenes de archivo, técnicamente pocos o ningún reproche puede hacérsele a esta película que pretende rendir homenaje a algunos clásicos del cine, el más evidente, la escena final, casi calcada de Casablanca, o el cartel de la misma película, pero ni a esta ni a otras como El tercer hombre, o films similares, les llega a la altura de la suela del zapato.
La intriga apenas cobra fuerza y la historia discurre con vaivenes constantes que acaban haciendo perder el interés del espectador. La adaptación cambia muchas cosas de la novela, lo cual en principio, no quiere decir nada, puedes sacar una buena película inspirada en un libro aunque ambos se parezcan como un huevo a una castaña, pero en este caso, los cambios no están conseguidos, creo yo, los personajes secundarios pierden toda la fuerza que tenían en el relato en el que daban mucho juego, ayudando a que la narración fuera interesante, incluso con historias paralelas muy atractivas. En el film apenas están perfilados y, en ocasiones aparecen sin que apenas sepamos qué pintan, contribuyendo a cierto aire de confusión en el relato.
Confieso que no soy imparcial a la hora de juzgarla, la novela es mucho mejor, aunque ya iba avisado por opiniones de otros aficionados y mi único interés por ella era corroborar o no esa decepción respecto al libro.
Para quien no haya leído la novela de Kanon, puede resultar entretenida, pero poco más.
Es verdad: tiene un ligero interés arqueológico, por ser un intento de recrear el cine clásico, pero poco más.
ResponderEliminarEn efecto, yo creo que esa es su principal virtud.
EliminarEn efecto, esta película opta por una estética y un estilo narrativo que remite directamente al cine que se hacía en la década de los cuarenta y para ello elige como modelos más evidentes títulos como BERLÍN OCCIDENTE (del que en buena medida toma prestado el argumento y varios personajes equivalentes a los creados por Billy Wilder para aquel ácido y valiente film) y CASABLANCA, al que homenajea en varios momentos. EL BUEN ALEMÁN aborda, como base de su intrincada maraña de situaciones y personajes que no dicen la verdad, el turbio asunto de los intereses escondidos de los dos bandos vencedores, EE UU y la URSS, que a la sombra de la Conferencia de Potsdam, pugnaban entre bastidores por conseguir a cualquier precio a los científicos nazis (sin importarles su pasado) que, dada su excelencia, pondrían, a uno o a otro, por delante en la futura carrera de armas de destrucción masiva. Terrible, sí, pero el film no consigue interesar del todo porque los personajes, demasiado oscuros, no conectan con el espectador. Sin duda, lo mejor de la función, la partitura de Thomas Newman.
ResponderEliminarEl libro de Joseph Kanon recoge mucho mejor esos escondidos intereses de que hablas y, desde luego, las historias de los personajes secundarios, que en el film quedan desdibujadas o, directamente, desaparecen, aportan un interés que se pierde en la película.
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