Gracias a la ayuda del amable y compasivo educador Germain Cazeneuve (Jean Gabin), Gino Strabliggi (Alain Delon), un atracador, consigue la libertad condicional. Anhelando hacer borrón y cuenta nueva y enterrar el pasado, Gino, decidido a seguir adelante, consigue un trabajo estable y encuentra el amor tras el fallecimiento de su esposa en un desgraciado accidente de tráfico, sin saber que es solo cuestión de tiempo antes de que se vea obligado a enfrentarse al destino. Ahora, con sus antiguos socios casi rogándole que continúe donde lo dejaron, Gino se encuentra entre la espada y la pared cuando el malévolo inspector Goitreau (Michel Bouquet), que le ha guardado rencor durante diez años y sospecha sobre su reinserción, en la que no cree, vuelve a entrar en su vida, arrastrándole a cometer un homicidio.
José Giovanni, realizador y guionista del film, antiguo colaborador con el régimen de Vichy, cometió diversas fechorías relacionadas con delincuentes, verdaderos gansters, colaboradores del ejército nazi de ocupación.
Fruto de varios de aquellos delitos, fue detenido y condenado a muerte en 1948, escapando de la guillotina gracias a la medida de gracia aplicada por el presidente de la República, que conmutó su pena por la de veinte años de trabajos forzados. Esta película, producida por Alain Delon, forma parte de una campaña contra la pena de muerte que tuvo lugar en Francia en los años 70. En 1981, fue abolido en el país galo el castigo capital.
Durísimo alegato contra el sistema penitenciario francés de la época en general y contra la pena de muerte en particular. El discurso final de Germain Cazeneuve, antiguo policía que ejerce en ahora de educador con los condenados, pone en solfa que el país de las libertades siga con unas cárceles cuyo modelo de reinserción deja mucho que desear y se dedica únicamente al castigo, con unos funcionarios que abusan de su posición y un sistema legal que hace del cumplimiento de la pena su santo y seña sin pensar en las personas.
Además de ese aspecto general, la película nos presenta una historia individual, la de un delincuente que desea reinsertarse y se ve acosado por un policía paranoico y algo psicópata que se prevale de cargo y manipula pruebas, para acorralar al antiguo atracador hasta hacerle caer en una ratonera que no le dejará otra alternativa que revolverse para tratar de escapar de la trampa.
Buenas interpretaciones, con un Michel Bouquet que encarna a uno de los malos (en esta ocasión el villano es un policía) más perversos y odiosos que uno puede encontrar en una pantalla de cine y un Gabin sosegado, tranquilo, casi impasible y desengañado del sistema que aplica aquella máxima de Concepción Arenal: "Odia el delito y compadece al delincuente".
Sorprende constatar que Depardieu fue alguna vez un joven enjuto y bien parecido...
ResponderEliminarPues sí. Aquí tiene un papel prácticamente testimonial.
EliminarHola Trecce! Muy bien traída esa cita de Cocepción Arenal. Al hilo de la pena de muerte en Francia, en "Ascensor para el cadalso" (1958), el chico joven que roba el coche le comenta a su novia que tiene miedo de jugarse el cuello si lo pillan, esto lo acompaña con un gesto en que se toca precisamente el cuello. Nuestros vecinos franceses abolieron la guillotina a finales de los años 70.
ResponderEliminarLa película magnifica, tengo debilidad por Gabin.
Saludos!
Un magnífico intérprete, sin duda.
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