Tres amigos de la infancia, Martha, Walter y Sam, comparten un terrible secreto. Con el paso del tiempo, la ambiciosa Martha (Barbara Stanwyck) y el pusilánime Walter (Kirk Douglas) se han casado: ella es una brillante y fría empresaria, y él es el fiscal del distrito; una combinación perfecta para dominar a su antojo la ciudad de Iverstown. Pero el inesperado regreso de Sam (Van Heflin) a la ciudad, después de muchos años de ausencia, perturba profundamente la vida de la pareja.
Con guión de Robert Rossen sobre una historia de Jhon Patrick, que le valió a la película la única nominación al Oscar que tuvo, cuenta con una espléndida banda sonora de Miklós Rózsa y un plantel de actores encabezado por Barbara Stanwyck y Van Heflin, a los que hay que unir el debut en la pantalla de Kirk Douglas, recomendado para el papel, nada menos que por Lauren Bacall, que lo conocía de la escuela de interpretación en la que ambos habían coincidido. Atención al vestuario glamouroso y elegante de Stanwyck y al más juvenil, sexy y moderno, pero no menos llamativo que luce Lizabeth Scott, que lleva la firma de un icono en el diseño de vestuario como es Edith Head.
La película es un drama con tintes noir, con pasiones exacerbadas, egoísmo, traiciones, asesinatos, ambición de poder, engaños, manipulaciones... Todo ello con algunos brillantes diálogos y unos personajes que compiten en falta de moralidad, cargados de segundas intenciones y en los que la falta de escrúpulos supera a la posible amistad que mantuvieron en su infancia.
El film es pesimista en lo que a la condición humana se refiere, con un final trágico y cargado de simbolismo que, sin duda hubiera supuesto un magnífico desenlace para la historia de ambiciones y ocultaciones que nos narra, pero al que se añadieron unas escenas que desvirtúan el relato anterior y estropean un tanto el film y es que el productor Hal B. Wallis, se empeñó en rodar un final más amable (hay quien dice que quería dar más presencia a Lizabeth Scott), a lo que Lewis Milestone se negó, diciéndole que si quería lo rodara él. Y así lo hizo, en una escena final en la que vuelven a aparecer Heflin y Lizabeth Scott, que priva de dramatismo al colofón del film.
El director Lewis Milestone, nunca volvió a trabajar con Wallis.
Pues a pesar de ese estropicio por culpa de las escenas qu ebuscan un final amable queda apuntadísima, me gusta todo lo que has dicho.
ResponderEliminarGracias pro la info y feliz día.
Es una buena película, creo yo.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarDesconocía ese detalle sobre el final modificado. En cualquier caso una estupenda película. La presencia de Douglas (sin desmerecer al resto...) siempre es un plus.
Saludos!
En efecto, uno de los grandes de todos los tiempos.
EliminarMe gustó muchísimo cuando la vi. Tengo pendiente revisarla. Blake Edwards, por cierto, interpreta un breve papel sin acreditar.
ResponderEliminarInterpreta el papel de un marinero al que Sam recoge haciendo autostop y cuyo viaje acaba cuando tienen un accidente, ya que Sam se duerme al volante y se estrellan contra un árbol, sin mayores consecuencias que la avería del automóvil que es lo que obliga a Sam a detenerse en Iverstown.
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