Ray Monroe (Sam Worthington) es un alcohólico en plena rehabilitación, que conduce al volante de su coche junto con su mujer Joanne (Lily Rabe) y su hija Peri (Lucy Capri). Vuelven de una desastrosa comida de Acción de Gracias con los padres de ella, donde han vuelto a salir a la luz los numerosos problemas que Ray lleva encima, desde sus adicciones hasta el trauma por la muerte de su exesposa Abby más de un lustro atrás. En cierto momento, la pequeña necesita ir al lavabo y aparcan el coche en una gasolinera, donde pocos minutos después ocurrirá la tragedia: en un despiste de sus padres, Peri es acorralada por un perro de mirada amenazadora y cae de espaldas en un espacio donde hay obras. Su padre, que ha precipitado todos estos acontecimientos lanzándole una piedra al perro y asustando a su hija, intenta cogerla al vuelo, pero es demasiado tarde y la niña se rompe un brazo en la caída. Los tres ponen rumbo al hospital y, tras varias horas de espera, por fin logran que su hija sea atendida. Agotado, Ray se queda dormido esperando a los resultados sobre la gravedad de las lesiones. Cuando despierta, nadie del hospital recuerda haber visto a su familia, ni existen datos de que alguna vez hayan ingresado en él.
Además de la indirecta e inequívoca referencia a lo frustrante que resultan los servicios sanitarios cuando están colapsados o deshumanizados y al aparente conflicto familiar al que también hace referencia, la película es básicamente una especie de thriller psicológico que trata de ir despistando al espectador mediante giros narrativos colocados a lo largo de la historia, de forma que no sepamos muy bien si lo que vemos ocurre realmente o es producto de la imaginación del protagonista. Es de esas películas de las que es mejor no saber demasiado y dejar que, para bien o para mal, la trama nos vaya sorprendiendo.
Aunque se le ven las costuras más que a un vestido vuelto del revés, la película resulta entretenida y quienes hayan ido adivinando lo que puede ocurrir, es posible que queden algo decepcionados, pero quienes se hayan sumergido en el laberinto que propone Brad Anderson, sin duda habrán acabado bastante sorprendidos.
El planteamiento suena sugerente, aunque, tratándose de un producto Netflix, no me extraña que se le vean las costuras.
ResponderEliminarY eso que no es, ni mucho menos, de sus peores películas.
EliminarHace tiempo me hablaron de la peli. En su momento pase de verla porque no me atraía.
ResponderEliminarAl leer tu reseña, quizás le de una oportunidad. Espero estar los suficientemente atenta, porque voy arrastrada 🙃.
"La vuelta la cole", ya sabes... agota.
Ufff!!!, vuelta a empezar.
EliminarNo la he visto, pero tiene buena pinta y si alguna vez consigo vela lo haré sabiendo lo menos posible. Es algo que intento con todas las películas, no solo con las de esta temática. Dices que se le ven las costuras, pero es que hace falta un guion muy solido para sostener una historia como esta.
ResponderEliminarEs complicado, sí.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa tengo pendiente para el invierno por lo que dices, es entretenida (al menos parece) y aunque se le vean las costuras tampoco busco más.
Muy feliz semana.
Entretenida sí es, creo.
EliminarNo es un Brad Anderson top como "El maquinista" o "Sesión 9", pero es un correcto entretenimiento, hecho con oficio y que sabe mantener el suspense. Te alegra una tarde.
ResponderEliminarSaludos.
Como entretenimiento, no está mal.
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