LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS

 

Viago (Taika Waititi), Deacon (Jonny Brugh) y Vladislav (Jemaine Clement) son tres vampiros que comparten casa en Nueva Zelanda. Hacen lo posible por adaptarse a la sociedad moderna: pagan el alquiler, se reparten las tareas domésticas e intentan que les inviten a entrar en los clubs. Una vida normal, salvo por una pequeña diferencia: son inmortales y tienen que alimentarse de sangre humana. Cuando su compañero del sótano, Petyr (Ben Fransham), el más anciano de los convivientes, al que tienen acogido y liberado de las rutinas domésticas, convierte en vampiro a Nick (Cori Gonzalez-Macuer), nuestros protagonistas deberán enseñarle como funciona todo en su recién estrenada vida eterna.

Si la serie "Crepúsculo" nos presentaba aquellos vampiros de romance gótico que enamoraron a las jovencitas, este film nos trae a unos tipos que tienen más de torpes y complejos humanos que de otra cosa, con situaciones tan pedestres y tan conocidas para quienes las han sufrido, como las dificultades para sacar adelante las tareas domésticas con los escaqueos y el pasotismo que tienen la casa convertida en una pocilga, con el fregadero lleno de cacharros sin lavar. 

Así es la vida de estos vampiros, cada uno de los cuales representa un estereotipo de los que conocemos por las novelas y las películas del género, desde esa especie de "Nosferatu" que es Petyr, hasta el contemporáneo Nick, pasando por Deacon, una especie de Drácula venido a menos, Viago, que, según cuenta, fue un vampiro nazi y el graciosísimo Vladislav, algo así como un noble inglés que acabó en Nueva Zelanda viajando en su ataúd por medio mundo en pos de su enamorada.

Film divertido e ingenioso, buena parte de cuya gracia viene dada precisamente porque trata de esas situaciones cotidianas, con unos efectos especiales que, pienso yo, en algunos momentos son deliberadamente cutres para provocar la risa del respetable. Los personajes se nos hacen entrañables porque se nos presentan cercanos, con virtudes y defectos, algo patosos en ocasiones y, como digo, muy humanos.

Humor diferente, con risas casi garantizadas.