Daniel Mantovani (Oscar Martínez), escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal y sus personajes. En la cumbre de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Mantovani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación.
Sátira mordaz y divertida con toques de humor negro que nos presenta la confrontación de dos mundos, diríamos que antagónicos, esa intelectualidad que se considera custodia de los valores culturales y el mundo más sencillo (en apariencia), desde luego más primario y sin tanto artificio de la cultura popular encarnada en esta ocasión en un pueblo del interior argentino, seguramente trasladable a cualquier otro lugar del mundo occidental. Este antagonismo da pie a una aguda disección de lo peor de la vida en una pequeña comunidad en la que poco o nada cambia, unos pocos ostentan el poder, se mantienen las apariencias y se mira con desconfianza y resentimiento a aquel que ha triunfado mientras la tensión, que ocasiona la visita de Mantovani, se incrementa a medida que pasan las horas.
La película retrata con sencillez ese ambiente lleno de absurdos, de personajes patéticos, anodinos o grises y ese otro representado por Mantovani, que tampoco es mejor. El egocéntrico escritor es, muchas veces, solo una parodia de sí mismo. Al inicio lo vemos recibiendo el premio Nobel mientras realiza un polémico discurso contra la propia academia que lo premia pero, como nos ocurre muchas veces con este tipo de personas, no sabemos muy bien si dice las cosas por convencimiento o representa un papel que se ha creado a medida para ir de progre y dar lecciones morales a los demás.
Quizá el remate de la película pueda llevar a la decepción de algunos que hubieran preferido un fundido en negro cuando se produce el hecho capital que pone fin a la visita de Mantovani a su pueblo, tal vez esa escena final sea una concesión a la complacencia que transforma la película en un relato con cierto toque frívolo alejándolo de la tragedia clásica que pudo haber sido.
El film, además de los conseguidos diálogos y la magnífica interpretación del protagonista, tiene unas cuantas cosas destacables, de las que ya he mencionado el retrato y la confrontación de esos dos mundos antagónicos, pero no puedo dejar de señalar la crítica que hace del mundo de la cultura poniendo sobre la mesa su sometimiento a los poderes políticos y financieros de los que vive.
Hola.
ResponderEliminarPues no la conocía y me parece curiosa e interesante.
Muchas gracias por la info y feliz día.
Gracias a ti por tu amabilidad.
EliminarAcabo de ver que salgo como anónima, blogger me vuelve loca.
EliminarMe he imaginado que eras tú.
EliminarMe encantó: una obra maestra que le recomendé a mucha gente en el momento de su estreno. Tiene un punto corrosivo, en clave argentina, que me recuerda al mejor Berlanga.
ResponderEliminarEs cierto.
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