Alan McKim (John Gregson), un joven abogado, participa cada año en el Rally Anual de coches antiguos de Londres a Brighton con su Darraq de 1904 llamado Genoveva. Wendy (Dinah Sheridan), su esposa, que le acompañará en el viaje, opina que la carrera es una tontería y un símbolo de inmadurez. Ambrose Claverhouse (Kenneth More), amigo del joven matrimonio, que también participa cada año en el rally acompañado de una novia diferente, aparece junto a su última conquista, Rosalind Peters (Kay Kendall), que será su acompañante. Aunque Ambrose llega sin inconveniente a Brighton, Genevieve tendrá algunos problemas que no le permiten llegar a la hora para el desfile por las calles de Brighton. Alan y Ambrose deciden hacer una apuesta de 100 libras, que se llevará el primero que llegue al puente de Westminster en su viaje de regreso a Londres. Comienza un viaje lleno de situaciones inesperadas y desagradables al tiempo que graciosas.
La película, que alcanzó gran popularidad en Gran Bretaña, obtuvo el Globo de Oro a la mejor película extranjera y dos nominaciones a los Oscar en 1954.
Sorprendentemente para su época, Genevieve se filmó principalmente en escenarios reales, evitando los platós de estudio (excepto para escenas que transcurren en interiores) y prescindiendo por completo de la retroproyección para las escenas de conducción. En cambio, los actores se sentaron en réplicas de automóviles que se colocaron en camiones de plataforma baja y luego se condujeron durante la filmación, independientemente de las condiciones climáticas variables. En este sentido, la fotografía en color de Christopher Challis es particularmente notable, especialmente si se considera lo voluminosas y poco manejables que eran las cámaras Technicolor en aquellos años.
El viaje de regreso de Brighton a Londres, se convierte en una disparatada peripecia, en la que los dos amigos hacen gala de un infantil sentido de la competición, por contra, las dos partenaires femeninas, se muestran mucho más sensatas y maduras.
El argumento del film que, en cierto sentido, se asemeja a la fábula de la liebre y la tortuga, es sencillo, como lo es su humor, de los que no provocan la carcajada, pero te mantienen con la sonrisa en la boca a lo largo de toda la película, situaciones algunas veces más previsibles y otras dotadas de cierto ingenio, haciendo una crítica, al tiempo sarcástica y amable, sobre ciertas actitudes de la clase media británica de aquellos años.
Hola.
ResponderEliminarPues no conocía la película, tomo buena nota.
Mil gracias por la reseña y feliz semana.
Dentro de su sencillez, es muy divertida.
EliminarDebe ser muy similar a La Gran Carrera del Siglo.
ResponderEliminarDa toda la impresión de que el título que citas tomó algunas cosas de esta película.
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